2

2.2K 332 39
                                    

La Revelación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La Revelación

Cuando Jungkook recibió la carta de Jimin, él supo que esas palabras quedarían tatuadas en su alma por lo que le quedaba de vida. Para ellos el fin de su historia de amor había llegado abruptamente, sin compasión ni clemencia.

Llevaban días sin verse y parecía una eternidad. Él había regresado a su ciudad con intención de retomar sus actividades que había abandonado dos años atrás, cuando inició un recorrido para promover su arte, por diversos sitios, al lado de su mecenas, Kim Seokjin, quién subvenciona el circuito de Jeon Jungkook, su pintor favorito y amigo del alma.

Nunca contó que su arribo a territorio de lobos vendría acompañado del romance y posterior enamoramiento de uno de los omegas más deseados e importantes de las tierras de lobos, Park Jimin.

Jimin era su sol, su luna y su cielo con estrellas de colores y se lo habían arrebatado en un abrir y cerrar de ojos.

Intentó por todos los medios, sobreponerse al duro golpe, pero no lo lograba.
En lugar de eso había caído en una depresión profunda y ni Jin, ni su madre consiguieron que se repusiera del peor embate que había sufrido en sus cortos veinticinco años de vida.

Dormía todo el día y cuando abría los ojos, la realidad se estrellaba en sus narices y lloraba sin pausa hasta quedar nuevamente, desfallecido.

Su madre entendió que de seguir guardando secretos de familia, su hijo podría sufrir consecuencias desastrosas, a partir de las acciones que el concilio matriarcal, veinticinco años atrás, había llevado a cabo cuando decidieron torcer el destino de su prole en un intento de borrar de la faz de la tierra a ella y al nonato.

La boda forzada de Jimin con Namjoon se celebraría en las próximas semanas, no había tiempo que perder.

Convocó a Seokjin y juntos fueron al cuarto donde Jungkook permanecía en estado «catatónico» sin beber ni alimentarse, desde hacía semanas.

—Despierta, hijo —Su mamá le habló bajo. Arrimó a sus labios una taza de café, mientras Jin lo ayudaba a levantar su cuerpo delgado y desmejorado.

—Bebe un poco, Jungkook, por favor. No comes ni bebes desde hace días, no permitiré esto ni un segundo más.

Jungkook a desgano se incorporó, apoyó su espalda al cabecero de la cama y tomó la taza entre sus manos. Miró a su amigo, a su madre y sonrió  con un gesto que parecía más una mueca de desconsuelo que una sonrisa.

—Jungkook hoy revelaré algo que podría cambiar el rumbo de tu vida.

Jungkook deslizó la taza sobre la mesita a su lado y prestó atención a lo que su mamá tenía para decirle.

—Y la tuya, por añadidura, también, Seokjin.

Este observó a la madre de JK sin comprender sus palabras.

MUSK y FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora