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Riusplay

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Riusplay

El cigarro cayó al suelo siendo pisado por Javier. Un suspiro soltó.

––¿Desde cuándo están juntos?–– Preguntó Ramón mientras volvía a poner su cigarro entre sus labios.

––Tres días –– Respondió Miguel sin importancia.

Los tres chicos fumaban mientras escuchaban el ruido de la discoteca. La música estaba tan fuerte que hasta el negocio de don chela que estaba a dos cuadras estaría escuchando.

––Era obvio que terminaríamos juntos–– Javier suspiro con una sonrisa después de lo que dijo.

––Cogieron con ese castañito y se volvieron pareja, el poder del castaño.

––Andrés...–– Miguel miro al cielo con una sonrisa––Es un chico encantador, pero no mi tipo, Javier aún no me daba bola y quería follar, él estaba dispuesto a todo.

––Yo solo follé con el porqué Miguel dijo que es bueno.

––Ojo, que si me dicen mucho eso yo también iré a follármelo.

––Tú eres diferente, te gusta Rubén––Miguel sonrió al ver a su menor ponerse nervioso.

––S-sí... Pero yo a él no le gusto ¿Qué tiene de bueno serle fiel si él no quiere nada conmigo?

––Entonces, ve por el castaño–– Ramón observo al menor y tiro la colilla del cigarro al piso para luego pisarla.

––Hasta después ––Ramón se fue en dirección a la discoteca.

Al entrar le pegó todo el olor a alcohol a su cara, antojándose de un buen vodka. Fue a la barra un pido un trago. Observo a todos divertirse y bailar. Y luego lo vio.

Rubén estaba en la zona vip observando todo el lugar. Tenía un vaso de tequila en su mano viéndose sexy. Suspiro.

––Es lindo ¿Verdad?

Se sobre salto al escuchar esa voz a su lado. Miro y pudo ver al castaño que todos los chicos hablaban. Tenía un lindo cuerpo y cara, una sonrisa bonita y unos labios apetitosos.

––¿Te gusta?–– Ramón pregunto observando hasta el mínimo movimiento del menor.

––No, pero veo que a ti sí.

Ramón suspiró para luego volver a ver dónde estaba Rubén, dándose cuenta de que ya se fue––No, no me gusta, es solo que es mi jefe y lo admiro.

––¿Trabajas aquí?––Por primera vez el menor lo observo con una sonrisa–– Increíble, me presento, soy Andrés, mucho gusto.

––Ramón ¿Quieres hacer algo divertido?

Sabe que esto está mal, ocultar sus sentimientos y follar con alguien solo para olvidar a otra persona. Pero es lo único que le queda para poder sentirse bien aunque sea un día.

–– Sí.

Solo necesitaba saber eso para llevarlo hacia una habitación y poder comenzar con la diversión.

La ropa de los dos comenzó a desaparecer mientras el mayor dejaba marcas en todo el cuerpo del menor. Andrés se sentó en la cama y vio como el mayor sacaba algunas cosas del mueble. Ramón dejo su vista al menor con una sonrisa y lo volvió a besar.

Quitó los calzoncillos lentamente para luego verter un poco de lubricante en sus dedos. Metió dos de una escuchando un gemido agudo del castaño.  Hacía movimientos lentos y placenteros, haciendo disfrutar completamente al menor, pero él sentía que algo más le faltaba.

––Por f-favor, mete tu p-pene–– Entre gemidos hablo el castaño recibiendo una sonrisa como respuesta.

Ramón quitó sus dedos de la entrada del menor y se puso un condón en su miembro. Beso, el cuello del castaño y bajo lentamente por su abdomen hasta su parte baja, escuchando un quejido por el menor.

––Por dios, fóllame ya- Ah~

Ramón metió su miembro haciendo que el menor no pudiera seguir hablando. El menor quería gritar ,pero no podía, la voz no le salía.

––Yo si te haré llegar a las estrellas.

Y con eso el mayor comenzó a moverse lentamente, haciendo que el menor se sintiera en el cielo, aún sin poder hacer un sonido. Se sentía tan bien que no podía sacar su voz para poder gritar lo bien que se sentía.

––D-Dios.

Andrés Gimió de la excitación y feliz por fin poder sacar voz. Sus gemidos comenzaron a llenar la habitación, eran fuerte, pero por la música no eran escuchados.

Ramón quiso escribir una canción al estar escuchando cada gemido del castaño, era perfecto, todo de él es perfecto. Tomo el miembro del menor para comenzar a masturbarlo.

Movimientos leves y lentos recibía el menor, quería más pero a la vez no. Se sentía tan bien recibiendo leves movimientos, que lo dejaba en los cielos.

Cuando menos se dió cuenta, los movimientos de su interior se volvieron más rápidos y fuerte, haciendo que más gemidos salgan de su boca encantando al mayor.

Andrés puso sus manos en la espalda del mayor enterrando sus uñas sabiendo que eso dejara marcas, marcas que le gustaría admirar.

Ramón llegó a su punto corriéndose dentro del condón, al mismo tiempo que el menor se corrió en su mano y parte del abdomen de los dos.

Nadie dijo nada, sabían que habían disfrutado y esperaban que se repita. Pero a la vez no quería que esto se acabará.

––Vuélveme a follar.

Y más gemidos volvieron a llenar la habitación.

Y más gemidos volvieron a llenar la habitación

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C r i s ~

Lover || SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora