El vampiro condujo a Hyunjin a través de un laberinto de viejos túneles y escaleras. El aire se volvió más fresco, la piedra mejor cuidada, la luz de las velas se convirtió en luces eléctricas, aunque parecía que el lugar fue cableado en los años 50 y no se había actualizado desde entonces. Finalmente, se detuvieron frente a una puerta. Seungmin sacó una llave, la abrió y entraron.
Dentro había una habitación grande con pisos de madera y vigas transversales. Las paredes de piedra estaban cubiertas con tapices de colores. Las estanterías estaban repletas de libros, con aún más montones sobre los muebles antiguos. Había una sala de estar con chimenea, alfombras gruesas, sillas de cuero y un sofá. La cama tenía pieles y mantas suaves. Una gran ventana tenía persianas de metal que estaban cerradas y bloqueadas.Bastidores llenos de armas, y había dos puertas. Hyunjin asumió que conducían a un armario y un baño.
—¿Está es tu habitación? —preguntó Hyunjin.
—Sí. Y puedes usar mi cama, pero por favor lávate antes de hacerlo. —Seungmin señaló una de las puertas—. Solo tengo un baño, no tengo ducha. Espero que sea aceptable.
Hyunjin trató de darle sentido a este maldito vampiro raro que claramente quería saltar sobre su miembro. No se iba a quejar; la última vez que un vampiro lo había tomado cautivo, no había más que pisos duros y cadenas. Una cama era una mejora. Si tenía que acostarse con el pequeño hijo de puta no-muerto para mantenerse cómodo, por él estaba bien.
—¿Quieres que tome el lado izquierdo o derecho? —preguntó.
El vampiro miró hacia abajo, abrió la boca y luego la cerró antes de volver a mirar hacia arriba. Un movimiento que ya había hecho unas cuantas veces, y qué Hyunjin supuso que era la versión del monstruo de sonrojarse.
—Dormiré en el sofá e intentaré encontrarte ropa adecuada. ¿Tienes una preferencia en el estilo?
—Informal, que sea cómodo. —Hyunjin pasó la mayor parte de su vida en uniforme, y cada vez que podía estar fuera de él, se vestía informalmente.
—Por favor, abstente de hacer tus necesidades en mi pared. Tengo un inodoro allí, pero no estoy seguro de que funcione. Nunca lo he usado. Si no funciona, avísame y haré que alguien lo arregle.
—Okey...
—¿Qué tipo de comidas disfrutas? ¿Y tienes algún alimento que no puedas comer? —El vampiro parecía nervioso.
—Puedo comer cualquier cosa, pero no me gustan mucho los dulces, y no, no soy alérgico a algún alimento.
—Está bien, me aseguraré de que envíen la comida. ¿Hay algo más que necesites?
Hyunjin se rió.
—Claro, pero no creo que me vayas a dejar ir.
—No. Regresaré más tarde.
El vampiro se fue, dejando a Hyunjin solo.
—Jesucristo —se dijo Hyunjin y se frotó la cara.
Su primera tarea fue recorrer cada centímetro de la habitación. Tanto la puerta principal como la ventana estaban cerradas. Una mirada más cercana a los libros reveló una colección ecléctica, que iba desde la historia hasta el romance. Algunos modernos, algunos de hace centenarios y en muchos idiomas diferentes.
Las armas en la habitación eran de la más alta artesanía y estaban bien cuidadas. Hyunjin se sintió aliviado cuando no encontró ningún trofeo de asesinato extraño ni nada que gritara "Soy un psicópata". Esta era la habitación de alguien viejo y tranqui lo. No había televisión, pero se habían conectado algunos enchufes. Casi todo era práctico.
Trabajando para íncubos, Hyunjin pasaba su tiempo rodeado de decoraciones ostentosas y riquezas exhibidas. Sus jefes eran ricos y lo alardeaban en cada oportunidad que tenían. Era todo un asunto de estatus para ellos.
No era así con el discreto Seungmin.
Y para ser honesto, él prefería esto.
—¿Eres gay? —La voz de una mujer rompió el silencio.
Sobresaltado, Hyunjin dejó caer el libro que había estado sosteniendo. —Mierda.
Al volverse, encontró a la Dama de los Sabuesos sentada en una de las sillas; con las piernas cruzadas y la espalda erguida, la mujer se sentaba como una reina en un trono. —¿No, y tú?
—Va a estar tan decepcionado —dijo, ignorando su pregunta.
—No dije que no me acostaría con hombres, es solo que también me gustan las mujeres.
—Oh. Eso es prometedor.
—¿Qué estoy haciendo realmente aquí, Ryujin? Él no me lo dirá. —Golpeó sus uñas largas y cuidadas en el reposabrazos de cuero.
—Eso es lo que estoy tratando de averiguar. Ha estado solo durante siglos, ni si quiera tiene amigos, pero arrastra a un cazador sin importancia...
—Oye.
—...y desafía a nuestro padre a que te mantenga. Es un comportamiento extraño, incluso para él. —Ryujin se puso de pie y se abalanzó para recoger el libro con un movimiento suave; se lo tendió a Hyunjin, quien lo tomó—. Tienes una semana para convencer a mi hermano de que deje Blutbad o te convierta. Si no lo haces, morirás. Buena suerte.
Antes de que pudiera siquiera formular una respuesta, se había ido. Malditos vampiros y sus juegos de mierda.
No estaba de humor para jugar. Se dirigió al baño. El retrete funcionaba. El agua del baño estaba caliente. Cuando terminó, descubrió que le habían dejado algo de ropa: pantalones de chándal grises y una camisa blanca. Ambos eran de un tamaño demasiado pequeño, pero no incómodos.
La comida vino después. Una mujer corpulenta, muy probablemente una esclava, entró con un carrito de comida con la cena: un asado y demasiadas guarniciones. Hyunjin trató de enojarse por su situación mientras comía, pero la comida sabía deliciosa y no tenía la energía para las emociones en este momento. Una hora más tarde, la mujer volvió a recoger el carrito.
Agotado, se derrumbó en la cama que no tenía por qué ser tan cómoda como era. Repasó cada error que había cometido para terminar aquí. Si tan solo hubiera pedido refuerzos en lugar de ir tras el vampiro solo, podría haber evitado todo esto. Pero necesitaba demostrar que podía ser mejor que otros cazadores y su ego lo había metido en problemas. De nuevo.
Hyunjin alejó el pensamiento. No tenía sentido ir por ese camino; lo que pasó, pasó. Y ahora, la compulsión le impedía llevar a cabo cualquier plan de escape. Un prisionero en su propia mente. Esto se sentía como el infierno. Un infierno del que no veía salida. Nunca podría dejarse convertir, y pasar el resto de su vida atrapado en la compulsión sería aún peor. Tenía la sensación de que la única salida sería terminar con su propia vida. Pero antes de hacerlo, necesitaba agotar todos los planes posibles que se le ocurrieran. También quería algunas respuestas.
Principalmente, quería saber por qué su corazón dio un vuelco la primera vez que vio la cara del vampiro de ojos grises.