•Capítulo 19•

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—¡Karol! ¿Ya estás lista? ¿Por qué siempre te demoras? —el grito de mi hermana interrumpe mi lectura de un libro interesante—. ¡Por dios! ¡No estás lista! ¿Qué es lo que te pasa?

Se cruza de brazos frente a mí negando con la cabeza, mirándome furiosa, y puedo deducir que esta a punto de quitarme el libro.

Desde ayer en la tarde me he mantenido pensado en si ir o no, y llegué a mi conclusión.

—No iré —digo con el libro aun en mi rostro, mirándola de reojo.

—Por favor, no me hagas esto —suplica. La miro extrañada, ¿Hay algo que yo no sé?

—¿Por qué el repentino interés?

Ella suspira y aprieta los ojos nerviosa. Como si no quisiera ver lo que va a provocar en cuanto abra la boca.

—Le prometí a Ruggero que si irías —susurra apretando más sus ojos.

—¡¿Qué hiciste qué?!

Me siento de golpe en la cama, tirando el libro a donde sea y ahora queriendo atravesarla con la mirada. Madi me dedica una sonrisita nerviosa pero yo no me río.

—¿Por qué hiciste eso? —pregunto entre dientes.

—Era un bien común...

—¡¿Un bien común?!

—¡Lo siento! Pero no dejaba de insistir, me pidió que te convenciera para que fueras —explica atropelladamente—. ¿Qué es lo pasa entre ustedes dos? Parece un acosador en serie, y lleva muchos días preguntándome por ti, que como estas, que si estas bien. ¡Es un chico insistente!

—¿Y no podías decir que no? —enarco una ceja.

—¡Qué es insistente te digo!

Contengo mi furia un momento dando vueltas por toda la habitación. Madi me ve entre asustada y preocupada, mordiendo sus uñas y abriendo y cerrando la boca varias veces.

—¿Qué te dice?

—¿Eh?

—De mi —ruedo los ojos perdiendo la paciencia—. ¿Qué te dice?

—Eh... él pregunta mucho por ti —mis cejas se levantan ligeramente escuchándola—. Y... dice que eres muy linda, que te quiere mucho y que le encantaría retomar su amistad contigo.

—¿En serio?

—¡Ah, y también dijo que le gusta tu trasero!

—¡Madisson! —chillo avergonzada, mirándola mal.

—¡¿Qué?! —pregunto asustada por mi grito.

—¡Las paredes tiene oídos!

—Ay, por dios solo dijo que le gusta tu culo.

—¡Madisson!

Ella se ríe abiertamente de mí y yo me atrevo a tomar una de mis almohadas y lanzársela en la cara.

—¡Oye! —se queja tirando la almohada a mi cara de nuevo—. Eso fue muy agresivo.

—Cállate.

—Bueno... ¿vas a vestirte o prefieres que yo elija el oufit?

—¿Qué te hace pensar que iré?

—Tu carita de felicidad.

Frunzo el ceño de inmediato poniendo mala cara.

—¿Está te parece una carita de felicidad?

—Karol, no materias del miedo ni a una mosca —murmura obvia buscando buscando mi armario.

DIOSA 1 | Ruggarol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora