XXVIII

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—B-Billie —lloró angustiado al verlo entrar a su casa, dirigiéndose a él para abrazarlo.

Se sentía tan vulnerable, que cuando sintió los brazos de aquel fornido castaño alrededor de él, quebró en llanto, completamente desconsolado.

—Los estamos buscamos, la última vez que los vieron, fue a unos kilómetros de aquí, y ambos se veían bien.

—L-Los necesito c-conmigo, por favor.

—Estamos haciendo lo posible por hallarlos, Erik. Pero necesito que me cuentes la verdad ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué tu marido huyó con el niño?

—Discutimos, me enojé con él y lo eché de la casa.

—¿Y por qué se llevó a Tiziano? ¿O lo secuestró?

—Derek jamás haría algo así, fue todo mi culpa —sollozó—. Y-Yo... Los eché a a-ambos.

—¿Erik volviste a consumir? ¿Te estás drogando de nuevo? —le inquirió serio, alejándolo de él.

—No, Billie, llevo casi diez años limpio, lo juro.

—Sé que algo me estás ocultado, aún si tú lo echaste, él no habría aceptado tan fácilmente dejar la casa con tu hijo.

—Necesito que los encuentren y los traigan de regreso, los necesito conmigo, por favor —le pidió suplicante—. Quiero de regreso a mi hijo y mi marido, sólo eso.

***

—Papá.

—¿Qué ocurre, hijo?

—¿Falta mucho para llegar?

—No Tizi, no falta mucho, pero si hay que caminar mucho —sonrió.

El niño iba sobre sus hombros sentado, y además llevaba una mochila en la espalda y un bolso colgado en uno de sus hombros. No quería tomar ni un taxi, ni otro autobús, cuanta menos personas los vieran, mejor.

Mientras más alejados de las cámaras de seguridad estuvieran, más a salvo estarían.

—Extraño a papi —murmuró afligido.

—Lo imagino, hijito, pero lamentablemente no podemos ver a tu papá todavía. Pero te juro que a dónde iremos, es un lugar muy bonito.

—Pero igual lo extraño, pa.

—Lo sé, Tizi —suspiró—. Pero a veces hay que alejarnos de las personas que amamos, hijo, porque... No es bueno seguir juntos.

—¿Por qué?

—Porque no es sano. Las personas que se quieren también se pueden hacer daño. Pero, yo te prometo que siempre voy a estar contigo, y no voy a dejar que nada ni nadie te haga daño.

***

—Sergei.

El pelirrojo se acercó a Erik, y el muchachito lo abrazó.

—¿Comiste algo ya?

—Tengo el estómago cerrado, no puedo comer, no puedo dormir. Si no los encuentran rápido, creo que me voy a morir.

—Deja de decir estupideces.

—Tú no tienes idea de lo desesperado que me siento, Sergei.

—Sabes que puedes confiar en mi —le dijo en un tono bajo.

Erik se alejó un poco de él y lo miró a los ojos.

—T-Tengo miedo.

—¿Qué pasó? Y dime la verdad.

—Estoy embarazado —murmuró.

Sergei lo miró aturdido, antes de cambiar su semblante por un serio. Era imposible no pensar en ese momento en lo que había ocurrido hacía más de tres años atrás.

—¿Derek lo sabía?

Erik asintió con la cabeza, sollozando.

—Él se fue p-porque... Porque me c-contó la verdad de Tizi, que-

El pelirrojo se apresuró a cubrirle la boca y lo abrazó con su brazo libre, antes de bajar sus labios hasta la oreja de Erik.

—Si quieres que ese tipo siga vivo, será mejor que Billie no escuche jamás esto —le advirtió en un susurro cargado de rabia—. Él sabía muy bien que jamás debía de contarte la verdad.

—Me enojé mucho con él y lo eché con el bebé —lloró abrazándolo—. ¿Qué culpa tenía Tizi de mi estupidez? Es mi hijo.

—Ey, ¿escuchaste lo que te dije? —gruñó tomándolo de la nuca para que lo mirara—. Billie no puede escuchar que tú sabes la verdad.

—Lo s-siento.

—Quiero que tomes un baño, pediré que te preparen algo para comer, que debes consumir. En tu estado actual no puedes darte el lujo de decidir si comer o no, porque le afecta a la criatura también. ¿No te parece que tiene suficiente con tu estado emocional actual?

Gracias por pensar en mí, tío, eres a él único que le importo desde que se enteró de mi existencia. Y eso que te lo dijo hace cinco minutos atrás.

—S-Sí, tienes razón. Soy un desastre cuando... Cuando Derek no está conmigo —lloró—. Dios, lo necesito tanto.

—Lo encontraremos, ahora ve a tomar un baño. Y luego de comer te irás a dormir también ¿De acuerdo?

¿Qué te costaba heredar los genes de Sergei, papá llorón?

...

Papás Son Dos ¡Idiotas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora