XV

1.3K 224 18
                                    

—No creo que le agrade mucho verte.

—¿Por qué no?

—Sabes muy bien por qué.

El castaño se encogió de hombros y se bajó del auto, para ir luego hasta la puerta trasera y tomar unas cajas.

—No me importa, yo quiero verlo —le dijo a su compañero, dirigiéndose hacia el portón de la casa—. Eso sí, que te vea a ti, porque si me ve a mí, no querrá abrirme.

El otro muchacho, un pelirrojo, fue hasta el portón y se paró frente a la cámara.

—Erik, venimos a traerte los víveres de la semana, ábrenos.

—Pasen por favor.

El gran portón se abrió y ambos muchachos entraron. Máximo hacía tres años no veía a Erik, y sabía que el muchacho estaba embarazado, algo que realmente lo había tomado por sopresa.

Y no fue el único sorprendido.

Cuando Erik abrió la puerta de la casa, lo observó aturdido, confundido, sin entender porqué él estaba allí.

—Tanto tiempo, cariño.

—M-Max.

El castaño lo miró a los ojos y sonrió de lado, divertido.

—Hola, pasen por favor —sonrió amablemente Derek llegando al recibidor.

—¿No piensas presentarnos, Erik? —le preguntó Máximo.

Derek observó confundido a su pareja y luego al muchacho.

—Soy Derek, el marido de Erik —le dijo dándole la mano, ya que al parecer el jovencito no hablaría.

—¿El marido? —repitió Máximo mirando fijo a los ojos a Erik, sin prestarle atención a Derek—. Hai detto che non ti saresti mai sposato (dijiste que nunca te casarías)

—Max, per favore... non qui (por favor, no aquí) —le pidió en un tono bajo.

El rubio observó incómodo a su pareja, sin entender que carajos estaban diciendo o que es lo que estaba pasando.

—Por lo que veo se conocían ¿Es tu amigo?

—¿Amigo? no, niente di tutto questo. Sembra che tu non gli abbia parlato di me, vero? (¿Amigo? no, nada de eso. Parece que no le has hablado de mí, ¿verdad?)

—Max, basta così, dai (es suficiente, vamos) —le dijo serio su compañero apoyando una de sus manos en el hombre del muchacho—. Erik, ya he dejado todo en la cocina, si necesitas algo más, sólo llama a Billie.

—De acuerdo, g-gracias.

En cuanto subieron al auto para irse, el joven pelirrojo miró molesto a Máximo.

—¿Qué mierda fue eso? ¿Las órdenes de Billie no fueron claras? ¡Erik no puede estresarse!

—Una cosa es que haya buscado un tipo para preñarse ¡Y otra muy diferente es que diga que es su marido!

—¿No lo oíste o te cuesta entenderte acaso? Es su maldito marido, y tú deberías de superarlo ya, pasaron tres años de su puta relación —le dijo poniendo el auto en marcha.

—Nunca le pusimos fin a lo nuestro.

—Y verlo ahora casado y esperando un hijo ¿No te parece suficiente?

—Voy a matar a ese hijo de mil puta, lo voy a descuartizar —bramó con rabia, tocando los anillos de sus mano izquierda.

—Tócale un pelo a ese rubio estúpido, y Billie se encargará de ti en persona. Advertido estás.

—¿Y quién se lo dirá? ¿Tú? —rio con burla.

—Sí, yo.

—Eres un imbécil cobarde y bocón,  Sergei —pronunció con rabia.

—Sirvo a la familia, en especial a Erik. Piensa bien lo que vas a hacer.

Rodó los ojos y desvió la mirada. Que fácil y rápido lo había superado Erik, como si él no hubiese sido nada en su vida.

...

Papás Son Dos ¡Idiotas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora