Las idas y venidas de su señor empezaban a poner a Nyxx bastante nervioso, había comenzado esa caminata hacía varios minutos; simplemente se había levantado y se había puesto a pasear por el despacho. El cazador conocía bien las excentricidades de su jefe y amigo, no era la primera vez que se levantaba de su enorme asiento de cuero y empezaba a pasear sin motivo aparente, pero aquello estaba más allá de la excentricidad. Los labios se movían recitando una silenciosa letanía que acompasaba sus pasos, las manos abriéndose y cerrándose en puños, había algo que le preocupaba y mucho.
- Si sigues paseándote de esa manera, al final del día va a tener un bonito surco atravesando el suelo de tu despacho, Seybin - su voz sonó profunda y rota, como si su garganta hubiese sido rasgada varias veces y nunca se hubiese curado bien, con todo, había algo completamente masculino y decadente en ello.
El hombre se había detenido en seco, sus ojos calor avellana habían adquirido ahora un tono mucho más oscuro y brillaban como si los fuegos del infierno se hubieran colado en ellos, no había duda en señalar que el Señor de la Almas estaba realmente cabreado por algo. Y su jefe cabreado no era algo a lo que le apeteciera enfrentarse. Lentamente descruzó las piernas y volvió a cruzarlas en sentido contrario, permaneciendo con su postura relajada aunque era una máscara, ya que sus sentidos estaban alerta y listos para saltar si se diera la necesidad.
- Deduzco por tu mirada de "te mataré porque me molesta el sonido de tu respiración" que algo no va bien en las altas esferas, ¿um?
El hombre dejó caer su mirada sobre las llamas que ardían en la chimenea, en un instante el fuego crepitó, lanzando una poderosa llamarada que alcanzó el sofá en el que había estado sentado el cazador, librándose por los pelos.
- ¡Ey! Ese era mi sofá favorito - respondió Nyxx palpándose para comprobar que estuviese entero.
Al ver que su amo no respondía, Nyxx dejó la ironía a un lado y prestó atención.
- ¿Qué ocurre?
El señor de las almas se giró hacia él, su traje de Armani, hecho a medida se adaptaba a su enorme estatura como un guante, dándole un aspecto distinguido que no conseguía alejar ni un poco el aire amenazador que lo rodeaba. Su mirada ardiente volvió a posarse en su subordinado, quien permanecía en alerta en espera de que declarara la sentencia sobre alguna de las incautas almas que se atrevían a desobedecer su mandato o hacían tratos con quienes no debían. Letal como pocos, con un extraño sentido de lealtad hacia él, el chucho era uno de los dos únicos seres que realmente le importaban a Seybin, por supuesto, antes muerto que aceptar aquello en voz alta.
El otro de ellos, acababa de despertar lo cual significaba que Eidryen había decidido continuar hacia la próxima vida.
- ¿No lo sientes?
Nyxx entrecerró los ojos.
- ¿Sentir el qué?
- Eidryen ... - declaró el Señor de las Almas con voz grave y pesada - Ha cruzado al otro lado.
- Eso no es posible. - negó Nyxx con incredulidad - Él y Elora ...
- Ella también a cruzado - susurró Seybin, su mirada volviéndose a las llamas.
La sorpresa bailó unos instantes en los ojos verdes de Nyxx desvaneciéndose rápidamente sustituido por la comprensión y la absoluta revelación de lo que aquello implicaba.
- Dreamara ...
Seybin asintió.
- Ha nacido un nuevo y peligroso poder.
- ¿Qué quieres decir?
- El Libre Albedrío, ha despertado.
ESTÁS LEYENDO
Encadenada a mi destino
RomanceElla, el alma de un dios hecha carne por una mala jugada del destino, renacida para hospedar al Libre Albedrío en su interior. Dryah veía como el mundo que había conocido se venía abajo con su despertar, todo su pasado había quedado anulado y el fu...