4. Noche de chicas y Whatsapp

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-Entonces, ¿los chicos no vienen?

-No, al parecer tienen partido.

Pat, no vamos a poder quedar hoy, porque tenemos un partido muy importante en Móstoles, pero te prometo que mañana estamos ahí. Saluda a las chicas de nuestra parte.

¿Por qué es a la única que escribe? Conoce a Roberto desde que ella se mudó a Madrid con su tía. Siempre han sido buenos amigos, y siempre se han llevado bien. Pero estos últimos días se llevan demasiado bien. ¿Qué siente por su amigo? ¿O qué siente Roberto por Patricia? Ella tiene claro que no quiere chicos en su vida a parte de su primo Óscar y su hermano Andrés, pero, a lo mejor puede hacer un hueco a Roberto... No. Chicos es igual a problemas.

No pasa nada, por un lado mejor, ya era hora de tarde de chicas. No puede evitar escribirle.

Sonia mira a Patricia, ella nunca habla de ningún chico, pero siempre tiene el móvil en la mano y de vez en cuando, una sonrisa puesta. No tiene tiempo para preocuparse por Patricia, es momento de centrarse en Rodrigo, su chico. Rodrigo y ella llevan dos meses y algo, aunque ella no lo tiene muy claro con Rodrigo. Es guapo, atento, simpático... pero hay algo. No, hay alguien. Siempre hay alguien. Y es el mismo que no puede dejar de pensar en su amiga Patricia, es su amigo Roberto. Roberto nunca ha prestado mucha atención a Sonia, solo es su amiga. Además, tiene novio. ¿Cómo sería estar en los brazos de Roberto?

Entonces, ¿no venís? Se atreve a escribirle.

No, lo siento. Oye, me voy que vamos a empezar a calentar;) Y él deja a Sonia con una cara de frustración total.

Suerte;) Y así es siempre, siempre tiene una excusa para irse.

No sabe que tiene Roberto que no tenga Rodrigo, incluso, es mejor Rodrigo. Quizá sean esos ojos marrones o esa forma que tiene de reírse. No lo sabe. Joder, las malditas dudas. Lo que si sabe es que tiene que apostar por alguien, porque estas dudas solo empeoran su enfermedad. Tiene que olvidarse de todo lo que le está pasando.

-¿Vamos al Mac Donald's?

-Vale.

Andrea está tranquila, con el móvil en la mano, esperando un maldito mensaje. Se fue hace dos semanas y no la ha llamado ni la mandado ningún mensaje. Quizá haya otra en ese pueblo de Toledo. Otra mejor, más guapa. Andrea sabe que no es una "Miss Universo" de esas, pero no quiere perder la esperanza. Intenta pasarlo bien con sus amigas, disfrutar de cada plan que organizan, pero no puede quitarse de la cabeza a Jesús. El que no se acuerda de ella ni de lejos. O sí.

Se sientan en una mesa del fondo. Patricia solo se ha pedido el Mac Flurry, como siempre, de Oreo, nata y sirope de caramelo. El móvil le vibra, intuye que es Roberto y que acaba de llegar el descanso. Qué tal le irá.

Buff, que partidazo. ¿Eso es bueno o malo?

Bien, ¿no? Ella no entiende de fútbol, pero apuesta por su amigo.

Claro que sí, mujer. ¿Acaso lo dudabas? Y como siempre, ha apostado bien.

No. Solo que pensé que os había pasado algo. Estáis bien, ¿no?

Eres un poco pesada;) Gracias por preocuparte, mamá. Roberto, en medio de todo el autobús tiene una sonrisa reluciente.

De nada:( Ella sabe que es de broma, que Roberto es así, el más divertido del mundo.

Bueno, va a ser el segundo tiempo, si marco te dedico un gol, bonita. Y ahí es cuando salen los coloretes en la piel pálida de Patri.

¿No eras portero? Tiene que hablar con él hasta el último segundo, para que se vaya a jugar pensando en ella.

¡Tengo ganas de verte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora