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Alec no estaba seguro de lo que estaba sintiendo, su cuerpo inmóvil observando al pequeño que yacía herido en el suelo. Habían raspaduras en grandes porciones de su piel blanca, enormes moretones que cubrían parte de sus brazos y otros ocultos por las recientes heridas.

Su aliento quedándose estancado al escuchar el sollozo del pequeño, podría jurar que nunca había escuchado algo que lo aterrara tanto como el quejido y dolor que se escuchaba de la voz del menor.

La reacción de su cuerpo fue instintiva, sus brazos hacia adelante tomando al pequeño como si se tratara de un pequeño copo de nieve que podría perder su forma. Anton llegó a su costado, una expresión que no logró reconocer en su padre.

— Sube — exigió Anton regresando al auto.

Alec mordió su labio cuando logró apoyar al pequeño contra su torso, podía sentir su camiseta humedecerse.

Sintió miedo de bajar la mirada, podría ser perfectamente agua debido a la fuerte lluvia, pero temió que pudiera ser sangre del pequeño.

— Papá — balbuceó Alec con la vista fija hacia el frente.

Su corazón en marcha acelerada en su interior, sus manos manteniendo al pequeño que continuaba llorando fuertemente entre sus brazos y sobre su regazo.

Había murmullos que trataban de ocultarse bajo el llanto del menor.

Alec no desvió la mirada, pero trató de agudizar sus canales auditivos.

— Maldito hijo de puta — murmuraba su padre — es un jodido monstruo.

Ellos atravesaron la tormenta que se formó con rapidez en la autopista, Anton aceleró sin preocuparse demasiado por el camino.

— Podría matarlo — escuchó nuevos susurros — podría asesinarle con mis propias manos.

Alec sabía que su padre estaba iracundo, pero era bien sabido que su padre era una persona a la cual temer.

Sin embargo, en su confusión de sentimientos él estuvo apoyando esos pensamientos.

Creyó que el camino era demasiado largo, no quería moverse pensando en que el pequeño podría lastimarse un poco más. Su voz parecía desgarrada, como si su garganta estuviera comenzando a cansarse.

Las llantas del automóvil chirriaron con fuerza cuando Anton atravesó el camino hacia la calle, Alec parpadeó sorprendido por la sacudida en el interior, estaba seguro de que su padre acaba de cometer una infracción, pero no le importó.

Anton atravesó las calles en medio de los múltiples autos mientras hacía sonar la bocina con fuerza, Alex sostuvo al pequeño en su lugar.

Un nuevo movimiento del volante los empujó a la autopista principal, un anuncio en un costado con el indicativo de un hospital a poca distancia.

Alec no estaba seguro de cuánto tiempo transcurrió a partir de allí, escuchó a su padre hacer una llamada hablando en ruso. Solo sintió cuando alguien lo sacó del automóvil para empujarlo hacia el interior del edificio.

Las personas estaban murmurando cosas que Alec no logró escuchar, sintió que el calor que había estado contra su torso desaparecía al momento en que un hombre con bata blanca le arrebataba al menor.

— ¿Qué? ¿A dónde lo llevan? — intentó seguirlos, pero la mano de una enfermera lo detuvo.

La mujer comenzó a hacerle preguntas, pero la vista de Alec seguía buscando al pequeño que desapareció tras unas puertas.

— ¿Dónde está? — esta vez fue la voz de su padre — ¿Dónde está Meyer? — cuestionó esta vez.

La enfermera dejó de hacer preguntas enseguida.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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