Aire navideño (Higuel)

One shot

Serenata

1º de diciembre

—Feliz inicio de Diciembre. —Un adormilado Miguel despertó al escuchar que Hiro comenzaba a pararse de la cama.

—Mjm, qué tiene de bueno el tonto diciembre.

"Amaneció de malas" Miguel solo sonrió al ya estar acostumbrado que su novio de repente despertaba de mal humor.

Pero también estaba consciente que diciembre no era particularmente el mes favorito de Hiro, de hecho, tal vez sería el mes más odiado por el mitad japonés.

—Iré por cigarros, te toca hacer el desayuno a ti. —Dijo Hiro mientras se ponía unos pants deportivos y una sudadera.

—¿No hay beso de buenos días? —Miguel hizo un puchero mientras se acercaba a Hiro para abrazarlo por detrás.

Hiro sonrió, definitivamente Miguel sabía cómo apaciguar el mal humor del nerd.

Apenas hace 2 semanas habían cumplido su primer año como novios formales, pero ya tenían 4 meses viviendo juntos en un pequeño apartamento en San Fransokyo. Tal vez algunas personas habían pensado que era demasiado pronto, pero ya tenían muchos años como amigos, no es que fueran desconocidos.

Miguel era foráneo en San Fransokyo, y no tenía ningún familiar, por lo que vivir con el amor de su vida era mejor que seguir viviendo solo o rentando con roomies molestos.

Y Hiro...bueno, desde que Tadashi se mudó a Alemania hace 2 años porque le ofrecieron un excelente trabajo y que encontrara el amor y la vida matrimonial por allá, a Hiro no le quedaba de otra más que vivir con el también amor de su vida o estar solo. Claro que prefería mil veces lo primero.

Vivir juntos les había estado resultando mejor de lo que pensaban, no había muchos desacuerdos con respecto a las tareas del hogar o la cocina, tampoco con el baño. Ambos estaban poniendo de su parte y con eso todo estaba más que bien.

4º de diciembre

—Ven Mochi II, es hora de prender el incienso para tía Cass.

Fue en un 4 de diciembre que Hiro y Tadashi perdieron a tía Cass en un accidente automovilístico por culpa de un idiota que no respetó la ley de no manejar borracho. Y aunque recibieron dinero por indemnización, no era suficiente para cubrir el vacío que había dejado tía Cass en ambos.

Ya tenía 5 años de eso pero seguía doliendo, y cada 4 de diciembre Hiro nunca olvidaba prender el incienso y todo el ritual que se hace para recordar a una persona fallecida. Miguel y su celebración mexicana de Día de Muertos habían ayudado a Hiro a seguir sobrellevando todo el asunto, estaba muy agradecido por ello.

Las cenizas de tía Cass las habían transformado en árbol gracias a unas urnas biodegradables, eso es lo que había dejado en su testamento, así que no había tumba la cual visitar realmente, pero el ritual no faltaba.

—Amor, vuelvo en la noche, tengo grabación de un vídeo musical así que tal vez sea tarde, éxito en tu día. Te amo. —Salió un Miguel apresurado del cuarto, bañado y vestido.

Se sentó junto a Hiro para saludar la foto de tía Cass, depositó un beso en los labios de su novio y salió corriendo del departamento.

10º de diciembre

—Bueno, tenemos que hablar de esto, sé que no te gusta pero es importante. —Dijo Miguel volteando a ver a su novio.

Hiro rodó los ojos ante la expresión seria de Miguel que estaba sentado frente a él en el comedor, recién terminaban de cenar y en vez de ponerse a ver una película como normalmente lo hacían en sábado en la noche tenían que tener esa charla pendiente que Hiro llevaba postergando desde que inició noviembre.