DECISIÓN

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Cada paso que daba acercándose con toda la paciencia del mundo hacía sentir mi corazón como si estuviera a punto de estallar.

No podía dejar de mirarlo a los ojos, unos ojos tan negros, que me hacían sentir escalofríos y a la vez me hacían sentir como en casa, se acercó a un yo nervioso, sin poder asumir aun lo que iba a ocurrir y todo esto por haberme derramado la leche (con el café obviamente) encima, cosa que le agradecía a mi torpeza, Leo estaba por arrodillarse para limpiarme, pero, justo cuando estaba por hacerlo, un sonido familiar lo interrumpió, era la puerta de la cafetería que se abría, dejando pasar con ella una cálida brisa y con esta un joven alto, guapo, rubio y de ojos azules que, por supuesto, nos dejó admirados.

Leo como si de una sorpresa se tratase, muy rápido regresó a su lugar de trabajo y aparentó como si lo que estuvo a punto de hacer nunca hubiera ocurrido.

Hola, disculpa llegar tarde — dijo el joven que parecía indicar una descendencia europea.
Bienvenido Lui, siéntete como en casa — le indicó Leo en un tono muy familiar entre ellos dos.

Al instante empezaron una conversación, que, como era de esperarse me dejó de lado, como el cliente que acude rara vez a la cafetería, me inundó una sensación de incomodidad además del obvio manchón que tenía, así que, decidí pagar e irme sin siquiera presentarme con el tal Lui.

En mi camino a casa iba acompañado de un amargo sabor de boca que me dejó el café de esta vez y la sensación de que algo pasaba entre Leo y Lui por la forma en la que se miraban al hablar.

Estaba tan enojado conmigo mismo por no haber reaccionado, pero, también lo estaba con Lui quien como por obra del destino decidió interrumpir. Decidí tomar un pequeño desvío hacia casa esa noche, para pensar un poco, tomé una gran decisión y decidí pasar por un callejón tan oscuro como los ojos de Leo, es buena idea pensé, pero, entre más me adentraba a este callejón mis lágrimas empezaban a salir, ahí fue cuando me di cuenta que no estaba enojado, estaba celoso de Lui, yo también quería tener una relación como la que ellos dos tenían.

Así que entre lágrimas y un par de mocos que entraron a mi boca llegué acasa a seguir llorando hasta quedarme dormido, pero, con una sola idea en lacabeza: "debo volverme en lo que a Leo más le guste, quiero volverme su novio"...

Un verano en EcuapostinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora