Capítulo 3: Leave me loving you

42 11 0
                                    


«Haz lo que quieras, cariño».

«Pero no me dejes amándote».


Habíamos logrado tener una vida juntos, a pesar de la rotunda objeción de nuestros padres, nuestros amigos, y de todos aquellos que decían que no deberíamos haber estado juntos, que conocernos había sido un desastre, y que tomarnos de la mano era nuestra ruina.

Éramos muy distintos, Yuuri, es cierto.

Yo iba a la izquierda y tú ibas a la derecha. Yo añoraba el futuro y tú vivías en el pasado. Yo rodeándome de la gente y tú ocultándote de ella.

Todos nuestros conocidos no perdían oportunidad alguna para recordarnos y enumerarnos nuestras incontables diferencias.

Pero tú y yo nos decidimos el uno por el otro, y juntos guardamos un secreto, uno que nunca le revelaríamos a nadie. Uno que nos llevaríamos a la tumba.

Tu secreto tenía esposa e hijo actualmente. El mío cursaba su segundo año en un conservatorio de música.

Es decir, tú y yo, no habíamos nacido el uno para el otro, Yuuri, no éramos lo que llamaban «parejas destinadas», y, sin embargo, nos habíamos elegido mutuamente y nos habíamos amado.

Formamos un hogar alejados de todos aquellos que no querían vernos juntos, buscamos nuestra paz y cobijamos nuestro amor entre las paredes de nuestra cómoda casa. Era nuestro nido, nuestra guarida, el resguardo del mundo y de sus críticas.

Yo era feliz y vivía para hacerte feliz a ti.

A veces teníamos problemas, claro.

A veces yo notaba que no sonreías por las mañanas, y que no aceptabas un beso de buenos días.

A veces, al regresar del trabajo, veía el contorno rojizo alrededor de tus ojos. Ese contorno que me decía que te habías pasado todo el día llorando.


«¿Por qué, mi amor?».


Te pregunté una vez.


«No me hagas preguntas, déjame».


Me dijiste.

Habías sido así desde siempre, desde hace casi doce años, cuando fui transferido a tu ciudad y te conocí mientras cursábamos el penúltimo año de nuestra vida escolar.

Recuerdo que un día parecía que todo era perfecto, y al día siguiente no ibas a clases.


«Yuuri es inestable».


Me dijo una vez tu mejor amigo.

No me importó.

Te invité a salir una tarde al acabar la última clase.

Tus bellos ojos esquivaban los míos, tu nerviosismo era palpable. Y mi corazón me dijo «Quiero proteger a esta persona, quiero hacerla sentir a salvo».

Nunca me miraste mientras te saludaba y te hablaba.


«No creo que pueda».

«Estoy ocupado, debo volver rápido a casa».


Me dijiste, y rápidamente te fuiste.

𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐘𝐮𝐮𝐫𝐢 [𝑉𝑖𝑐𝑡𝑢𝑢𝑟𝑖] (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora