Capítulo 1: You broke my heart again

163 15 6
                                    


«Creo que rompiste mi corazón otra vez».


Hoy te vi, una vez más, justo al atardecer.

Yo tomaba un café junto a la ventana de aquel local, y tú pasaste sin prisa por la acera.

Tus pasos lentos, tus ojos bellos, tu cabello revuelto, y tu rostro maquillado de melancolía.

Te miré y regresé la vista de vuelta hacia mi café sobre la mesita.

Un segundo después, caí en cuenta.


«¿Yuuri?».


Le preguntó este corazón mío al cerebro en mi cabeza, y mis ojos volvieron a mirar para confirmar.

Pudimos, todos, ojos, corazón, cerebro y yo, vislumbrar el filo de tu abrigo meciéndose en el viento, ya yéndote y ya muy lejos.

Mis pies dijeron: «¡Corre, alcánzalo!».

Mis brazos secundaron entusiasmados la moción y asintieron.


«¡Date prisa!».

«¡Envuélvelo!».

«¡Atrápalo!».

«¡Nunca lo dejes ir!».


Justo en ese instante, mi cerebro nos detuvo a todos con sus pensamientos.


«¡Silencio!».


Nos ordenó, triste y cansado.


«Ahora "Yuuri Katsuki" es tan solo un nombre adornando una pálida lápida gris».


Nos aseguró.


«Déjalo ir».

«He estado débil y enfermo».

«Es por eso que el anhelo hecho de recuerdos tomó forma por un instante ante estos ojos cansados».


La razón me ruega que vuelva a mi café, que concentre mis atenciones en la tacita frente a mí. Me suplica que siga, tranquilo y sereno, sobre mi silla.

Entonces giro la vista de inmediato, y finjo que no le he visto.

Finjo que no se me llenan los ojos de lágrimas, finjo que no luchan por derretirse.

Finjo que trescientos sesenta días fueron suficientes y que sus frías ocho mil seiscientas cuarenta horas lograron, al fin, sedarme.


«"Yuuri" ya no es real».

«Aún si le pides que lo sea».

«Las súplicas terrenales no llegan al cielo, no le llegan, no las escucha».

«"Yuuri" ya no existe más».


Susurra mi mente, y se lo repite como un mantra en silencio.

Mi corazón desbocado siente lo contrario.

Llora, sangra y se aturde por completo.


«¡Yuuri fue real!».


Grita, arañando mi pecho, furioso, desesperado y enloquecido.


«¡Fue bello!».

«¡Fue grande!».

«¡Fue todo lo que yo quería! ¡Todo lo que amaba!».

«Fue mi adorado, mi querido, mi sacrosanto...».

«Mi amado».


Respirar profundamente no calma el dolor, lo sabes mejor que nadie.

Frágil, torpe e inconsciente rememoro una vez más tu andar.

Al llegar a casa, acostado en la cama, rememoraré también tus besos y tu silueta.

Me ahogaré en el dolor y tomaré todo lo dulce y embriagante que pueda encontrar en la cocina, quizá buscando en cosas banales el sabor de tu bella boca.

Acariciaré los lugares que tú acariciabas y fingiré que son tus traviesos dedos los que juegan danzando sobre mi piel.


«Por favor no te vayas».


Y lloraré.


«Toma mi mano».


Lloraré demasiado y demasiado profundo.


«Quédate conmigo, cariño».


Así, al final, cuando llegue la mañana, sabré que el miedo y yo nos volvimos a encontrar solos, tristes y abandonados, encerrados en nuestra habitación. Aquella en la que no estás.

Mi mano entumecida se habrá quedado esperando una dulce caricia que no llegó y no llegará. No importará cuánto ruegue, romperás mi corazón, lo pulverizarás.

Corriste sin mí y me dejaste atrás. Te elevaste por encima del mundo, de sus penas y de sus amores. Huiste de mí.


«Perdóname, Yuuri».


Susurraré, una vez más.

Pero todo tiene remedio.

Todo.

Excepto la muerte.

Así que, todas las súplicas, todos los «por favor, vuelve», «regresa a mí», «no me dejes», serán arrastrados por el viento. Serán revueltos, esparcidos, y olvidados, sin pena ni gloria, como un puñado de arena arrojado al mar y a su vasta inmensidad.

Perdóname, Yuuri.

Porque no fui suficiente.

Porque no pude arrancarte de los crudos brazos en los que te envolvió el frío y la oscuridad.

Porque ahora, ahora que es tan tarde y no sé qué hacer, solo puedo gemir un «te amo» ahogado en llanto y casi inaudible.

Y esperar a que, en algún momento, cuando vaya otra vez de visita, la lápida gris me responda y me diga «solo está dormido, no quiere despertar porque está soñando contigo».



𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐘𝐮𝐮𝐫𝐢 [𝑉𝑖𝑐𝑡𝑢𝑢𝑟𝑖] (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora