Doppelganger

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El silencio en el cuarto era absoluto, los seis ninjas se encontraban juntos en la habitación que se les había concedido a los chicos, cada uno en su propio rincón de la habitación

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El silencio en el cuarto era absoluto, los seis ninjas se encontraban juntos en la habitación que se les había concedido a los chicos, cada uno en su propio rincón de la habitación.

—Vamos a seguir fingiendo que nada de esto está pasando —se animó a hablar Jay sin dejar de mover en el aire su pierna cruzada.

—¿Qué propones genio? —cuestiono Cole sin ocultar su molestia— No podemos salir a la ciudad, claramente no podemos escapar de este maldito mundo hasta que el sensei encuentre una forma de regresarnos a casa, o acaso quieres ir a hacer un día de campo con él —recalco lo último refiriéndose al clon de su compañero.

—¿Celoso de que sea rico? —trato de burlarse, pero la mueca en su rostro no ayudaba a que las palabras de Jay tuvieran el efecto deseado.

Cole tomó la almohada de una de las literas y se la arrojo a Jay— No era eso lo que querías -gruño molesto.

La electricidad centelló en los dedos del ninja azul, y ante la amenaza, los brazos y la cicatriz del maestro de la tierra se encendieron en un naranja brillante.

—¡Deténganse ustedes dos!

Grito Nya logrando que sus compañeros dejaran de pelear, pero sin dejar de dirigirse miradas furiosas.

—No sirve de nada que nos pelemos entre nosotros —reflexionó—. Lo que pasara o no en este mundo no nos afecta, no pertenecemos aquí, lo que se supone que somos en este lugar, no somos nosotros

—Es fácil para ti decirlo Nya, —hablo Jay dejándose caer sobre la silla— ustedes dos están como al principio, tú lo dijiste, sin sorpresas, siguiendo con la vida que habían tenido desde pequeños. Verme —hizo una mueca—... verlo me hace enojar, no soy yo, no es mi familia, me hace sentir tan... frustrado —casi grito lo último—, estoy consciente de que mis padres no son mis padres biológicos y estoy bien con ello, pero no entiendo como es que aquí mágicamente mis... ¡AGH! —soltó frustrado, cubriéndose el rostro con sus manos— porque no me abandonaron esta vez, que tengo yo de malo como para decidir que era buena idea dejarme en un depósito

Nya se acercó a Jay envolviéndolo en un abraso, puede que los otros no recordaran a Nadakhan, el djinn loco que los había aprisionado en una espada, pero ella sí, recordaba haber estado en la mansión de esa tarde, no como intrusa sino como invitada de Jay, como le revelo que era adoptado y su padre biológico era asquerosamente rico, recuerda estar en la sala de control del Bounty un mes después del asunto djinn, a Jay contando al equipo entre palabras entrecortadas como sus padres le habían dicho que lo encontraron de bebe en su puerta, y recuerda estar una semana después junto a Pixal y Jay recolectando todo sobre Cliff Gordon buscando cualquier indicio de la identidad de la antigua maestra del rayo. Jay tenía razón, ni ella ni Kai habían cambiado en este mundo, pero la existencia de Jay Gordon había abierto una herida que su novio se había esforzado en sanar.

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