episodio cuatro.

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Habían pasado casi 2 semanas desde que encontraron a aquellos bebés abandonados en el bosque y todavía no encontraban a nadie que quisiera quedarse con ellos.

Habían preguntado a casi todo el mundo tanto en el pueblo verde como en el pueblo naranja, y todos parecían tener suficientes preocupaciones como para querer hacerse cargo de dos bebés.

2 semanas desde que había ocurrido aquella extraña situación en el balcón, y aunque ninguno de los dos sacara el tema, tampoco podían dejar de pensar en ello.

La situación era muy confusa para ambos. Desde que ocurrió aquel encuentro su relación había cambiado drásticamente, ya no se insultaban ni se peleaban de manera tan seguida, pero se evitaban más. O más bien, Spreen lo evitaba más.

Ahora volvían a encontrarse en el santuario, dando de comer a los bebés.

- Quizá podría darle aviso a mi padre - sugirió el mago no muy seguro, pero ya se estaba quedando sin ideas.
El oso dejó de darle comida a los nenes para voltear a mirar a Juan.
- sos pelotudo? Como vas a confiar en el viejo ese de mierda? -

Juan suspiró. Spreen tenía razón. A decir verdad no quería dejar a los pequeños con su padre, no confiaba lo suficiente en él y quería que vivieran una buena vida, no iba a entregarlos a cualquiera.

- Ya no se me ocurre qué hacer - dijo juan con un tono cansado.

Se quedaron en silencio por unos momentos, ninguno sabía ya qué decir. Entre la situación de encontrar a alguien que cuidara de los bebés y la confusión de sentimientos que sus corazones estaban experimentando, se encontraban agotados.

- paa- papáss-papa-

No fueron ni Juan ni Spreen los que rompieron el silencio, si no la pequeña niña de cabello anaranjado, que se encontraba mirándolos con ojitos brillosos. Acaso los acababa de llamar "papás"?

<3

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