episodio seis.

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- No crees que deberíamos ponerles un nombre? Han pasado casi 2 meses ya y estoy harto de llamarlos con cualquier apodo de mierda -
- tenés razón. -

2 meses. 2 meses habían pasado desde la llegada de los bebés. No habían logrado encontrar a nadie en los pueblos que quisiera quedárselos, y a decir verdad... quizá se habían encariñado un poco con ellos.

Pero esto también solo los confundía más. 
No habían vuelto a tener una charla como la que tuvieron aquel día en que llegaron, y Juan no entendía que era lo que el oso sentía por él. Y es que quizás se estaba volviendo loco, pero llevaba un tiempo notando un comportamiento diferente en el oso. Ya no se portaba como un hijo de puta, no podía mirarlo a los ojos por más de 5 segundos sin ponerse nervioso, evitaba quedarse a solas con él, e incluso aveces directamente lo ignoraba, a pesar de que estaban básicamente viviendo juntos.

Mientras que Spreen no entendía por qué sentía mariposas en el estómago cuando estaba con Juan, por qué ya no se portaba como un boludo con él y sobretodo por qué se había vuelto a sentir en la necesidad de besarlo más de una vez.
La única razón por la que el oso evitaba al hechicero era porque tenía miedo. Miedo porque nunca había sentido algo como lo que estaba sintiendo, miedo porque no quería verse débil, miedo a salir lastimado.
En su cabeza, si evitaba e ignoraba a Juan esos extraños sentimientos que había desarrollado por él finalmente se irían. Pero por más que lo intentara nada funcionaba, los sentimientos no se iban.

- que te parece "Ollie"? - habló el oso de pronto. - tiene cara de Ollie - dijo mirando a los bebés que se encontraban sentados en el suelo jugando con unos juguetes que Tanizen y Noni les habían regalado.

- hey pues no me parece mal, Ollie. - sonrió el hechicero. - que hay de ella? - preguntó con voz dulce mientras tomaba en sus brazos a la niña.
- ni idea la verdad, a vos se te ocurre? -
- Pues me gusta Elisa -
- que nombre horrible -
- tu eres horrible - respondió ofendido.
- solo bromeaba capo - sonrió el híbrido - me gusta Elisa -

"A mi me gustas tú" pensó el de lentes.
- Bien - dijo levantándose de la silla y tomando en sus brazos al ahora llamado Ollie también. - voy a llevarlos a dormir, bajo en un segundo -
- dale -

Spreen se dirigió al balcón. Al mismo balcón en donde habían tenido esa charla aquella vez, al mismo balcón en donde casi... en fin. Pasaron unos 20 minutos hasta que Juan bajó y se posó a su lado.
Ninguno dijo nada por unos breves minutos, hasta que Juan se decidió por romper el silencio.

- oye Spreen -
- eu -
- tú... - carraspeó levemente - vamos a quedarnos con ellos? -
- y bueno no nos queda de otra, no? -
Y Aunque quizá lo negaran, ambos sabían muy bien que ya ninguno de los dos estaba interesado en dar a los bebés a alguien.

- qué sientes tú por mí? - soltó de pronto el mayor, tomando por sorpresa al oso.
- cómo? -
- que qué sientes tu por mí. - Se volteó a mirarlo.

El oso no supo qué responderle. ¿Qué sentía por él? Ni él mismo lo sabía. 

Juan bajó la mirada y suspiró triste. Iba a volver adentro cuando sorpresivamente el menor lo tomó de las mejillas y juntó sus labios en un dulce beso.

Juan no podía creer lo que estaba pasando. Luego de haberse quedado en shock por unos segundos le correspondió, llevó sus manos al cabello del híbrido dando suaves caricias. Se sentía en el cielo.
Spreen no supo descifrar el por qué hizo lo que hizo. Y por alguna razón que tampoco entendía, quería quedarse así por siempre.

VIVA EL AMOR - 🌸

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