d i e c i s é i s

1.9K 118 34
                                    





—por favor, vayan al partido de la semana que viene. Los chicos los van a estar esperando. —digo mientras reparto los volantes que el equipo de fútbol masculino había hecho para promocionarse. Había estado allí ayudando ya que según Enzo, se lo debía.
— ¡ya me canse! Estoy parada hace una hora y nadie agarra los volantes ¿por qué no usas tu fama para ayudarlos y así que vayan a verlos? —digo al llegar a él quien estaba de lo más tranquilo en un banco, con una vicera y lentes. Me siento junto a él.

—sos una desagradecida. Te ayude con Tomás ayer y no queres hacer esto por mí. —me señala molesto.

— ¡ay! Fue peor, gracias a eso tu fandom marcó mi cabeza para degollarme. Decí que las chicas estaban ahí después para acercarse a ellas y convencerlas de que fue una broma.


—pero Tomás se fue de ahí enojado después de mi confesión.


—sí, pero en las redes sociales no es lo mismo, todos me odian, te fuiste muy a lo grande.


—pero al final hago porque hago, no hago porque no hago, ¿en qué quedamos?


—hace. Pero medite la próxima vez. Cosa que no me odien en toda Argentina.


—hablas mucho. Si te gustó y te hice sonrojar demasiado, ya no lo hago la próxima. —dice y me pasa su bebida, así que tomo, me quedo unos segundos sentada antes en volver a lo mío, mientras miro el día tan lindo que era. —estaba pensando en cambiar algunas cosas en mi departamento.


—era hora. Parecía la cueva del terror. —digo y río.


—já, já; qué graciosa. Tenes que ir a ayudarme.


— ¡¿qué?! ¿Por qué?

—porque me debes muchas, y no haces silencio.


—que molesto. Además no puedo, tengo que entrenar a las tres, ¿por qué no le pedís a alguna de tus fans? Tenes un ejército. —sonrío decidida y me levanto para continuar entregando papeles.


— ¡sos una molestia! —me grita pero solo me río dándole la espalda.









— ¡sos una molestia! —me grita pero solo me río dándole la espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.








— ¡las piernas bien arriba, así no vamos a ganar ningun partido! —grita Juana quien finalmente había vuelto después de unos días. Trato de estirar más las piernas pero si sigo, se iban a salir de su lugar. No eran como las de ella. Quien era una mujer muy bella y alta, con una nariz respingada y perfecta, labios carnosos, cuerpo marcado, sin ninguna imperfección.


— ¡vamos, uno, dos, tres...!

—creo que estos días le hicieron bien para volver más exigente. —Me dice Julia y me río, cosa que me hace caer.

"2gether" //Enzo Fernández//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora