~•°-Tus lindos ojos-°•~ -concluida-

•°La misa arruina todo°•

Era un día pacífico, tranquilo, el ambiente en los pueblos era tan cálido, pero siempre se arruinaba por la misma razón.
La misma razón de todos los domingos...la misa.

El profeta hacía que los habitantes se presentarán a misa, de lo contrario serían lanzados a la lava, pues nadie podía desobedecerlo.

Honra al profeta
Sirve al profeta
Muere por el profeta

Era el legado que ambos pueblos sabían, y que tenían que seguir al pie de la letra, cualquier falta de respeto sería castigada.
El único el que no le temia al profeta era aquel oso, ese chico frio e intimidante, que si lo hacías enojar podría matarte ahí mismo.
El chico era tan temido que si te pedía que callaras tenías que hacerlo, pues desobedecerlo era como decirle que el que se callara fuera el, pero aún así asistía a misa.

Los pueblos ya no sabían a quien temerle, si al oso o al profeta, a decir verdad algunos llegaban a decir que eran similares en algunos aspectos.
Pues el oso mostraba firmeza y liderazgo, era alguien que nunca dependio de nadie más que de si mismo, por eso desconfiaba de todos.

El día de hoy Juan y Drako se encontraban peleando, pues Drako se sentía celoso de que Juan ahora fuera el favorito del profeta.

J- papiii, Drako me pegó!

P- Drako!!

D- pero padre

Juan se escondía detrás del profeta, sacándole la lengua al chico que estaba frente a el, haciendo que se enojara más.

P- antes que nada, os agradezco que comprendan la situación de mi hijo, de igual forma agradezco que lo hallan dejado de agredir

A- jodete! Juanito no merece tener un padre tan mierda

Ax- eso!, Profeta malo!

J- c-chicos no sean salvajes

Todos comenzaron a lanzar insultos hacía el profeta, pues odiaban al profeta más no a Juan.
El profeta comenzó a enfadarse, lanzando a algunos a la lava.

P- dejen de ser ofensivos, sois unos groseros

D- padre calmese porfavor

P- cómo sea, haremos la oración de siempre y todos os podéis ir a sus casas

M- que termine ya!

P- guardad silencio, que empiece la misa

Pasaron unos minutos, la misa era aburrida, algunos dormían, otros simplemente se concentraban en otra cosa. Cómo el mago, había notado la ausencia del oso, el nunca faltaba a misa, así estuviera en una situación de vida o muerte iría.
Pronto sus dudas fueron resueltas, pues las puertas que pertenecían a la capilla fueron abiertas.

Todos miraron atónitos, quedaron en silencio mirando a quien estaba en las puertas.