Capítulo 1 En aquella Liberia

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Una linda noche era, Manuel estaba sentado en el balcón de su casa admirando lo linda que se veía la luna llena de aquella noche, tan brillante y grande. A ella no se le podía decir nada, era perfecta, en todos los sentidos, su madre también le dice lo mismo a él, pero después, cuando se abre ante ella, ella lo juzga de tal manera que él cree que posiblemente podría ser adoptado. Con sus hermanos no son así ellos, tal vez él tiene algún problema de como mira a sus padres.

¿Tal vez él juzga a sus padres por su atención? A él su familia le ha encantado, él hace arte, pinta mini cuadros, es el presidente del club de arte ¡Ha logrado tantas cosas él! Pero desde que empezó la etapa de la adolescencia se siente alejado de su familia, siente que lo miran diferente, los únicos que lo entienden (según él) son sus amigos: Alexander, alias Alex y Mariano, alias Mario. Sus amigos se ponen apodos muy lindos, piensa a veces Manuel, a él lo llaman Manu. Por alguna razón le suena a un personaje de caricatura que miraba antes.
-Mamá, me voy a ir al liceo con mis amigos y después voy a estar en casa de Mario-grita a lo lejos Manu, era la misma rutina de siempre, pero le gustaba esa rutina.

Él salió de su casa con un refuerzo en sus manos, a fuera se encontraba Alex y Mario esperándolo en la parada del bondi, ellos se toman el 174 para ir al liceo. Cuando llegaban siempre los reciba una adscripta que siempre se paraba en la puerta o algún cuidador para puerta que contrataba el liceo. "Una vez entraron a robar a las clases de primer año y el cuidador estaba dormido".

-Alex, me compras un jugo, ¿porfis?-pidió de rodillas Mario, "qué dramático y vergonzoso" pensó Alex, ya que siempre ellos le pedían las cosas así cuando estaba repleto de gente y le daba vergüenza a Alex.
Pero le gustaba que sus Mejores amigos fueran así, más Manu con los problemas que tiene, aunque todos es la adolescencia, sufrimos de distintas maneras. Al día siguiente, él estaba en clases, las horas pasaban y pasaban, era lo mismo que estar en una cárcel, era obedecer a los profesores y a los adscritos y estabas salvado de ir a adscripción con una llamada a los padres.

La profesora de Historia explicaba los distintos mitos de varias religiones o pueblos de indígenas, él se acordaba de una historia que le habían contado, era de un Rey que invocaba una criatura llamada Centauro, la criatura fue para vengarse de la muerte de otros reyes que fueron asesinados a sangre fría. "Un mundo fantástico" le gustaba ese tipo de mitos, ¡era genial escucharlo y recrear todo en tu cabeza! De repente se escucha unos gritos desde el corredor del segundo piso, donde estaba de última el salón de Manu, Alex y Mario iban a la misma clase, pero no era la misma que la de Manu.
Eran de dos chicas que paleaban, todos los chicos y chicas de los salones salieron al corredor para ver lo que estaba pasando, la chica con el estereotipo de Nerd y Popular (como dicen en Estados Unidos) se estaban agarrando de los pelos, no había ni un contexto que alguien diera, pero igual así se gritaba que ganará o la popular o la nerd, se hacían apuestas, Manu se quería reír más fuerte que una hiena y eso que ellas ríen mucho.

Cuando Manu se dio la vuelta se encontró cara a cara con Alex y Mario, quienes se sorprendieron al ver a Manu a fuera de su salón, ya que él no salía si no fuera algo muy interesante.

-¿Manu, te queríamos preguntar si después vamos a la librería de al frente del cine?-Preguntó el de tez morena. Mario.

Manu asintió, dando una breve aprobación a la pregunta. Unos profesores se acercaban para separar a esas dos bestias que ya hacía en el piso mientras se tiraban patadas y se tironeaban de los pelos. Las clases pasaban y pasaban, eran aburridas las clases, un día tras el otro con los mismos temas y los cambiaban cada mil años, según Manuel. Alex y Mario pasaron por el salón para recogerlo, él estaba guardando su cartuchera y algún que otra cuadernola.
Manuel los vio y fue directo hacia ellos con todas las ganas del mundo, ¡Menos mal que tenía este tipo de amigos! Y no los que te meten en más de diez problemas en un día solo, pobre, no descansaban. Manuel, Mariano y Alexander salieron con la mochila en un solo hombro, mientras caminaban por las grandes y anchas calles hablaban de su día, lo aburrido que es el profesor de música, lo bonito que son los gatos de la compañera de Mariano.

Después de un rato caminando por fin habían llegado a la librería, tenía una escultura del fundador de la librería, era simple pero no menos importante. Ellos entraron en pleno silencio que estaba aquel lugar, había estantes de libros con arriba, un cartel con su género indicado allí arriba, era tan lindo el lugar, además era un centro turístico para varias personas, fuera o dentro del país. Era tan hermoso el sitio, cada uno se separó para ir a buscar el género que más les gustaba, uno eligió fantasía, ese fue Manuel, Alexander, eligió Romance y por último Mariano eligió misterio. A Manuel le encantaba la fantasía por qué todo era color rosa, literalmente.

Podías ver a un unicornio o pegaso rosa en cada rincón de un libro, "La niña se subió a su pegaso rosa" "Un misterioso caballo con cuerno en la frente, de color rosa, apareció en mi ventana". Pero igual así le encantaba leer esas cosas, como cualquier persona que sigue siendo un niño por dentro.

-¿Por qué siempre eliges lo mismo, o sea de fantasía?-preguntó Alex-¿No te gustaría uno de romance, donde las parejas se besan, se abrazan, se aman mutuamente y cualquier sentimiento es el mismo para ambos?-se quedó sin aire de lo rápido que hablo. "Puede ser, talvez" pensó. Pero no es mucho del romance, aunque si lo mezclan con fantasía, tal vez si, para él, es todo fantasía.

-¡Oigan! Miren lo que encontré, es un ritual, lo encontré en una página suelta de adentro del libro-Grita Alex. Manu y Mario se acercan a Alex como si fuese flash, este tenía unos símbolos adentro de un círculo de color rojo con negro.

Entre DimensionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora