Entre Dimensiones

Capítulo 5 (des)esperanza

Ahora sí, el mundo se les venía abajo con nombre y todo. Esto era horrible para la humanidad.

-Chicos, creo que lo mejor será buscar a Alexander y también arreglar esto-Dijo Isabella.
-Lo primero sería primero sacar toda la fantasía del mundo, pero para eso necesitamos tener piedra grande, piedras de cuarto grande para hacer armas, y pienso quien me las podría dar-dijo para después echarse a correr mientras que los demás la seguían al mismo ritmo.

Llegaron a una casa vieja, al lado de ella había dos edificios muy modernos, esta era la única casa que destacaba por ser de madera, tener un patio y algunos animales como: perro, gallina y dos gatos. Isabella se acercó a la casa y tocó tres veces, nadie contestó, toco otra tres veces y tampoco contestaron, esta vez toco la ventana y una viejita no tan viejita se asomó por la ventana rápidamente haciendo asustar a los demás.

Era una señora de más o menos 50 años de edad, parecía muy joven, lo que destacaba en la viejita es el color de pelo, tenía las puntas de color verde mientras que todo el cabello lo tenía blanco.

-Oh, Isabella, te estaba esperando-comentó la anciana muy feliz de verla de vuelta.
-Hola Sra. Esther, quería que me ayudaras a mí y a mis amigos, no sé si ha visto por "Telemundo" el caos que hay ahí afuera-dijo para prender él la tele, era el canal 12: "Telemundo".

"Hay infinidades de heridos, muertos y personas sin hogares por la catástrofe que hay en todo el mundo, aquí en Uruguay se cayeron un montón de edificios, muchos heridos.
Nos informan que en países vecinos como Argentina, Brasil, Paraguay las plantas se levantan de la tierra, "LA NATURALEZA NOS ESTÁ CASTIGANDO" están diciendo la gente mientras está corriendo para sus casas".
-Oh, mi vida, esto va a llegar a su fin-dijo la Sra. Esther mirando triste la pantalla.
-Lo sabemos, por eso te vine a buscar, quiero que me ayudes a mí y mis amigos a parar con esta maldición-grito ya un poco aterrada por la situación, ver cómo se llevaron a su ex pareja, como las personas corrían de lado a lado para salvar a sus familias y mascotas le daba tristeza.

La mujer caminó hasta una habitación y cerro la puerta muy despacio, los jóvenes se sentaron a esperar, era una casa muy vieja, pero linda, tenía algunas fotos en una repisa.
Ellos recorrieron toda la casa hasta que la señora salió del cuarto con un libro muy grande, pesado, tapa de color marrón y unas hojas color café, tenía algo de polvo, por qué cuando ella lo soplo vino todo el polvo a los jóvenes haciendo se tosan o estornuden.
-Este libro lo tuvo mi tatarabuela, ella había estudiado todo sobre aquella bruja y como romper la maldición-explico mientras abría el libro.
-Ella investigó sobre eso, fue al pueblo y hablo con los hijos de esas personas, ella no estaba en forma, tenía más o menos tenía 45 años, por ahí-volvió a explicar.

Iba al índice y bajaba su mano que estaba toda arrugada, con algunos lunares y las uñas un poco larga, pero no tan exagerada como en los cuentos de hadas, como son las brujas.
Sus uñas estaban pintadas de un color verde opaco, pero la hacía quedar muy linda, ella siguió bajando el dedo por el índice de aquel libro escrito a mano, en esa época hacían a las mujeres y hombres caligrafía, así que era una muy linda letra la que tenía aquel libro. La mujer paro en "Maldición en guerra" lo hizo pensar un poco a Manuel por aquella frase.
-Disculpe, Sra. Esther, ¿por qué se llama, "Maldición en guerra"?-preguntó Manuel.
-Bueno querido, en esa fecha ya había descubierto muchas cosas, esta fue justo la descubrió en 1942, justo cuando había cumplido sus 45 años, ya habían empezado muchas cosas y antes de 1942 había empezado la Segunda Guerra Mundial y por eso el nombre-termino de explicar Esther. Eso sorprendió mucho a los jóvenes, una mujer investigando cosas de otro mundo en medio de la guerra, sí que era algo de admirar, pero algo suicida.
-Algo que no les conté, ella se llamaba Sofía Álvarez Vignoli-dijo para después leer lo que decía aquel libro, solo lo leía por encima para encontrar lo más importante de aquello.
-"Una flor rosada, caída del cielo y creada por los dioses. Aquella flor que crece en el día del amor con personas que tienen un amor verdadero"-termino de leer Esther. Todos se miraron, pero más Isabella y Juan, "Ellos son el amor verdadero que salvará al mundo" pensaron todos con obviedad, Manuel y Mariano hicieron una cara de asco, la persona que le rompió el corazón a su mejor amigo estaba delante de ellos besándose con su nuevo novio, solo paso un mes desde su ruptura.

Bueno, eso ahora no era lo más relevante, ahora lo fundamental era salvar Alexander, aunque ellos no querían hacerlo con la expareja.
-será mejor que salgamos-habló Mariano con voz alta, tenían que recuperar a su mejor amigo de literalmente toda su vida, pero tenían que acabar primero con la maldición.

La Sra. Esther se acercó a cada uno de ellos para entregarles unas armas, las armas eran de palo y curso rosa en la punta, eso derretía a la fantasía. Ellos partieron rumbo a buscar aquella flor de amor verdadero, Manuel se llevó el libro que obviamente le había pedido permiso a la anciana para no molestarla.

Ellos estaban en la ciudad de Montevideo, pero donde supuestamente se vio esta rosa fue en una isla de "centro América" así que tenían que hacer algo, estaba todo cancelado: vuelos y navegaciones por el océano.
Iban a tener que caminar si o sí, iba a ser un largo camino con muchas dificultades por delante, pero eso no iba a parar a ellos, saber que su planeta estaba de tal manera les daba ánimos a seguir, unos querían vivir para casarse, tener hijo, un esposo divino. En definitiva, ese era el sueño de Isabella, junto a Juan.

Para llegar a Centro América tenían que elegir un camino o pasar por Argentina, Paraguay, también pasar por Bolivia, una pequeña parte de Brasil y pasar por Venezuela y ya estarían en Centro América, después tenían que navegar.
La otra opción era ir rodeando todo el continente, el lado este del continente.

-será mejor que giremos una ruleta o hagamos "piedra, papel o tijeras"-propuso Juan, aunque él iría por el camino de pasar por Argentina y demás, pasar por la Amazona directamente no era muy seguro. Todo el grupo asintió.