03

553 80 11
                                    

06 de Julio de 2021 | Buenos Aires, Argentina

Guardo en la camioneta las seis o siete bolsas con cosas para el bebé que compró Cami, hace unos días me pidió que la acompañe a preparar el cuarto de Bauti y con gusto acepté cada vez que me llamó pero hoy parece que le ganó la ansiedad y se compró medio shopping. Sin contar los muebles que le compré de parte mía y de Nicolás.

Cami llega al estacionamiento cuando termino de subir todo, está cargada de bolsas con comida.

—Más tarde vamos al gym, si querés—Dice antes de que le reproche que ya me hartó de comprarme tanta comida en una sola mañana.

Se deja dos café con ella y una bolsa con medialunas antes de insistir en volver a recorrer por última vez  las vidrieras. No le puedo decir que no, está tan entusiasma y por lo que me ha contado deduzco que también ha transitado este embarazo bastante sola, imposible robarle esa ilusión.

—Le avisaste a tu seguridad que veníamos para acá ¿no?—La miro sin emitir palabra, no pienso aceptar esa persecución por "mi seguridad" que quiere hacer Nico—Mira si te hace el drama del otro día.

—No nos va a pasar nada, exagera Nicolás—Me limito a decir.

Recorremos una vez más el sector de niños y al llegar a la de adultos prácticamente lo ignoramos, ya organizamos ir a hacer compras a España cuando los chicos terminen la Copa, pero un local en especial me llama la atención, más bien sus delicados y costosos anillos expuestos en vidriera.

—¿No han pensado casarse con Nico?—Su pregunta me llega por sorpresa.

El matrimonio, los hijos y la convivencia son temas delicados para nosotros. Así como a mí me asusta la idea de los hijos, Nicolás prefiere evitar el matrimonio, según él, ha visto como amigos y compañeros han "arruinado" sus relaciones de años después de casarse.

Una excusa para no decir, no quiero darte parte de mi riqueza.

Río para mis adentros, Nicolás es capaz de todo menos de eso, siempre ha compartido conmigo absolutamente todo de él.

Pero me limito a decirle simplemente que no a Cami.

—Yo que vos le insisto.

—No somos de las parejas más estables que digamos tampoco.

—Pueden reforzarlo—Dejamos de ver los anillos y seguimos—Es que yo ya quiero casorio, joda, ayudar a organizar una boda estilo princesa.

—Ya estás delirando, Homs.—La miro riéndome, solo está comiendo y siendo feliz según ella, mientras se acaricia la pancita por encima del tapado color nude que le llega hasta más abajo de las rodillas.

Miro la hora en mi celular, ya es más de medio día y Nicolás sigue sin contestar los mensajes que le mandé anoche. Quise fingir que no habíamos abordado dos vuelos distintos en Portugal sin dirigirnos una palabra, le mandé mis mejores deseos para el partido por cuartos de esta noche y le prometí algunas cosas para nuestras vacaciones. Pero nada de eso fue correspondido y me duele horrores pero trato de restarle importancia, son solo mensajes.

Después de almorzar decidimos aprovechar nuestra tarde en tierras argentinas e irnos a nuestra peluquería de siempre, donde después de un mantenimiento de color y nutrición dejo a Cami en su edificio y yo voy a casa para ayudar a preparar la mesa para el asado de esta noche y ducharme, esta vez me preparo pero no me pongo la camiseta de siempre y eso lo notan enseguida pero a esta altura ya nada les sorprende por lo que agradezco cuando no preguntan nada.

—Me contó Nico que le regalaron una cuna a tu futuro ahijado—Silvina quiere sacar conversación, mamá se incluye y lo agradezco así me puedo hundir tranquila en mis pensamientos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 21, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Volver | Nicolás Otamendi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora