calidez

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Mi vida era realmente algo rutinaria, siempre lo mismo de siempre. Estaba barriendo mi casa con los audifonos puestos, la música realmente me hace sentir bien y libre, pero este sentimiento se vio interrumpido por el sonido del teléfono, seguido de la olla pitadora. 

- agh... ¿Mamá quién llama? 

Esperé un momento por su respuesta pero...No se escucho ni una palabra; algo preocupada me dirigí a su habitación. 

- ¿Que sucede? - pregunté asustada 

Mi madre solto el teléfono, y con una expresión sin emoción me miro a los ojos. 

- Me estas asustando bastante, habla por favor - dije 

Mi madre al escuchar esto corrió hacía mi y me abrazo feliz. 

- ¡¡Nos vamos a japón!!

- de que hablas mamá... Nunca planeamos nada y además...

Mi madre me toma del brazo y me sienta con suavidad en la cama. 

- Tu primo se ganó una beca para estudiar su carrera en la universidad, y tu tío me comentó que en el pueblo donde están hay posibilidades laborales para tu papá y para mí. Tú irías a la escuela allá, lo que te beneficiaría para la universidad. ¿No te parece muy bien?

- Es un país completamente distinto, clima distinto, idioma distinto, educación distinta y yo solo sé defenderme con inglés. No sé japonés. 

- Hija sabes como esta nuestra situación economíca, no esta alcanzando el dinero para comodidades y te quiero dar una mejor vida. Si es por comunicarte lo que te preocupa, vamos a ir en una época del año en que los chicos de los colegios estan de vacaciones , lo que te dará tiempo para aprender el idioma, escuchando a la gente del pueblo. 

Lo que dijo me convencio un poco, pero continuaba asustada; igual no lo niego estaba bastante emocionada. 

Llego el día de partir de mi país. Unas semanas antes estuve imaginandome como sería todo, lo que me hizo ponerme más y más nerviosa, nunca me he subido a un avión lo que creí que iba a ser lo peor del viaje. Al despegar sentí un vacio y un vertigo, cuando se puso estable en el aire, no se sintio nada, y al bajar tampoco, el avión es hermoso, pero muy frío.

Llegue a aquel pueblo era muy bonito todo, habían bastantes árboles y la mayoría de personas eran de edad. Mi tío y mi primo nos recibieron a mi hermano, mi mamá y mi papá y a mi muy bien, nos mostraron donde estaba mi habitación y pude notar que habían dos perritos en esa casa, la verdad es que yo amo a los perritos, pero nunca tuve uno, y vivir con dos me hacía feliz. Uno de ellos era un labrador y un pequeño crespudo. 

Esa tarde organicé mis cosas en la habitación, desempaque y baje por un poco de cereal con leche. Era de noche ya, decidí salir a la cera de mi nuevo hogar, me senté en una pequeña silla de madera, había un poco de cesped donde ahí crecian bellos dientes de león, me fascina lo armonioso que se ve. 

Se escuchó un estruendo, giré mi cabeza y ahí estaba él, un chico sacudiendose su ropa después de haberse caído en la bicicleta. Aparentemente me había observado antes porque se levantó en un abrir y cerrar de ojos. Era un chico de aproximadamente unos 1.75 cm, lucía joven; en todo el día no había visto a ningún adolescente en el pueblo, así que me sorprendio, tenía cabello negro y ojos marrón obscuro. Estaba él aún levantando su bicicleta, yo callada, ya que no sabia si él podía hablar inglés y por mi parte lo único que sé de japonés es presentarme y gracias. 

Se me ocurrió en el momento confirmar si hablaba inglés. 

- ¿estás bien? - pregunté

El chico asintió con la cabeza y continuó su camino, lo que me dio a entender que si me entendió. 

Me acosté a dormir después de ese día agotador, los pensamientos acerca de mi país natal , los amigos que deje atrás y mis familiares estaban cada vez mas presentes.

PRIMER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora