Llegamos aquí de la manera más dura Todas esas palabras que intercambiamos ¿Es de extrañar que las cosas se oscurezcan?
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EL CAMPO DE BATALLA ERA UN CAOS TOTAL. Con soldados de aquí para allá ejecutando una extraña danza de espadas con los tres estandartes de aquellos que fueron a la guerra; los habitantes de las islas Orian jugando jugando papel de los invasores, el imperio de Arbezela como los invadidos y los refuerzos enviados por Celestinna haciendo el papel de apoyo.
━━━ ¡Su majestad, son demaciados! ━━━ exclamó uno de los soldados de Arbezela antes de enfrentarse a dos soldados enemigos al mismo tiempo.
Satinne fruncio el ceño sin dejar de blandir su espada y busco al duque Phantom con la mirada. El día anterior la duquesa había visto visto los ojos de la bestia divina el mismo anhelo que la llevó a esa guerra, la redención por un pecado que no había cometido pero que aún así cargaba en sus hombros. Le fue difícil no sentirse identificada.
━━━ ¡Phantom, a tu izquierda! ━━━ advirtió la duquesa al ver a un enemigo apunto de tomar desprevenido a la bestia divina.
El gran lobo aparto al soldado prácticamente de un manotazo y se abrió camino entre los soldados de Orian para llegar a luchar junto a la mujer de cabellos rojizos.
━━━ ¿"Phantom"? ━━━ preguntó el en un suspiro sin dejar de atacar.
La duquesa se alzó de hombros antes tomar una gran cantidad de aire para invocar al mana oscuro y dar por terminada esa batalla, formando grandes pocos de piedra negra nacidos de los ríos de sangre de todos solados caídos en el campo.
El duque se permitió reír en voz baja una vez que los soldados de Orian restantes fueron erradicados por el mana oscuro de Satinne y los soldados de Arbezela exclamaron victoria y gloria para su emperador. Ese fue en primero de muchos encuentros entre ambos duques y el nacimiento de su extraña amistad de guerra. Algo que ojalá ubiera perdurado fuera de la batalla.
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La duquesa chasqueo la lengua antes de reírse entre dientes mirando a un lado para evitar los ojos amatista de la joven frente a ella. ¿Acaso la princesa Ariana la creía tan ingenua como para caer en sus redes...?
