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Dany quedó noqueada en la cama después de llorar por una hora en silencio, creo que creyó que no la escuché, pero oí los pequeños gemidos que le salían involuntariamente cuando trataba de respirar con normalidad.

Ahora son las cuatro de la mañana y me levanté con la llamada de Andrés que hizo que mi corazón casi se saliera por mi boca.

-¿Si?

-Hay un problema.

Mierda.

-¿Qué?

-Todo está quemado.

-¿Cómo qué todo está quemado?

-Llegué a la bodega y estaba desecha, todo lo que queda son escombros quemados.

-¡Puta mierda! ¿Y Poncho?

-No lo sé, podría haber sido quemado con el lugar, no hay rastro de él ni de quien hizo esto. Todo está jodido.

Extra jodido.

-Ya regresa, antes de que se ponga peor.

-Y ahora qué?

-Aunque Poncho era la opción más segura...- suspiro pasando la mano por mi rostro -No era el único que volaba ilegalmente. Conozco gente pero están e Texas.

-Bien, llamalos.

-De acuerdo, regresa cuanto antes, pediré que nos recojan aquí.

-Nos vemos- cuelgan.

Mierda, ahora debemos confiar en que unos desconocidos para atravesar ilegalmente el país.

Maldita sea. Poncho. Trato de no pensarlo y de que mis ojos no se llenen de lágrimas. Pero si lo mataron...

Por esto mismo que siento es que Dany no quiere aceptar que Melissa está muerta.

Desperté a Dany, y le pedí que no tardara en el baño, debíamos apurarnos, mientras ella estaba en eso, yo estoy llamando a nuestro transporte.

-Gringo, ¿qué necesitas?

-¿Tienes un avión disponible para ya?

-Ya ni saludas.

-¿Lo tienes o no?

-Sí.

-Estoy en ... y de aquí directo a México.

-¿...? Estás muy largo.

-¿Vas a venir o no?

-¿Cuántas personas serían?

-Tres.

-Okay... Cinco, por persona.

Me dice su precio.

-¿Subió?

-¿Lo quieres o no?

-Sí.

-¿Cuánto tardas en venir?

-Como cuatro horas.

-Bien, te mandaré la ubicación- cuelgo.

El sonido de la puerta me hace voltear, es Dany saliendo del baño. La habitación está a oscuras y la única luz que la ilumina es la que sale del baño, sus ojos me dicen que está preocupada.

-¿Qué pasa?- pregunta con la voz aguda.

-Nada... El chico que nos iba a llevar se largo- miento -, pero ya contacté con alguien más. Nos vamos en cuatro horas.

-De acuerdo.

Que ella esté fuera de preocupaciones es mi trabajo.

-Damd un segundo- camino hasta donde ella está y se aparta del marco de la puerta -. Iremos a desayunar.

Poemas de mi indignación con el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora