•CAPÍTULO 14•

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Me encontraba en la empresa, junto a Vitali, revisando algunos documentos cuando el teléfono sonó abruptamente, cortando el silencio.

Levanté la vista, notando cómo Vitali se tensaba al contestar.

Escuchó en silencio, su rostro endureciéndose mientras asentía lentamente.

Algo estaba mal.

Lo conocía demasiado bien como para no notarlo. Cuando finalmente colgó, no pude contener la inquietud.

-¿Qué pasó? -pregunté, mi voz baja pero cargada de preocupación.

-Ha habido un incidente en el estacionamiento de la universidad -respondió Vitali, con seriedad-. El coche de las chicas explotó. Ethan y Leonid lograron sacarlas a tiempo, pero uno de los guardaespaldas resultó herido.

Mi corazón se aceleró, la preocupación transformándose en una mezcla de rabia y miedo.

-¿Dalete? -Mi voz salió más brusca de lo que pretendía-. ¿Está bien?

-Sí, está bien -confirmó Vitali-Pero debemos irnos ahora.

No necesitó decir más. Mi cuerpo se movió antes de que mi mente pudiera procesar el resto.

Salí de la oficina a toda velocidad, con Vitali pisándome los talones, ambos sumidos en la urgencia del momento.

Llegamos a la mansión en un tiempo récord. Apenas el coche se detuvo, salté fuera de él, ignorando cualquier protocolo o precaución.

-¡Dalete! -grité, mi voz resonando por el vestíbulo mientras corría hacia la entrada.

Vitali intentaba seguirme, su tono tratando de calmarme sin éxito.

-Alex, tranquilo. Ella está bien -me decía, pero no podía calmarme hasta verla, hasta asegurarme de que estaba a salvo.

Atravesé la mansión, mi mirada recorriendo cada rincón, buscando su rostro.

Finalmente, la encontré en el salón, rodeada por Ethan, Leonid, y las chicas.

-Dalete... -mi voz se quebró por el alivio mientras me acercaba rápidamente y la envolvía en un abrazo feroz.

Ella me devolvió el abrazo, sonriendo débilmente, aunque sus ojos reflejaban el cansancio del susto.

-Estoy bien, Alex -me dijo en voz baja-Gracias a Ethan y Leonid.

La aparté un poco, solo lo suficiente para examinarla, buscando algún rasguño, alguna señal de daño.

Pero estaba intacta. El alivio que sentí en ese momento era casi abrumador, aunque una furia latente seguía ardiendo en el fondo.

-No te voy a dejar sola nunca más -le dije, con firmeza, mi voz cargada de promesa.

Sabía quién había hecho esto.

#1- Aún no es nuestro momento                              (BORRADOR-COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora