CAPÍTULO 18

12 2 0
                                    

Ocupé mi asiento en el avión y me abroché el cinturón, sintiendo un vacío en mi pecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ocupé mi asiento en el avión y me abroché el cinturón, sintiendo un vacío en mi pecho. Miré por la ventana y vi el paisaje que se alejaba debajo de mí.

La ciudad de Moscú se veía pequeña y lejana, con sus edificios y calles que parecían juguetes. Era como si todo lo que había amado se desvanecía en la distancia.

A medida que el avión ganaba altura, el paisaje cambió. Vi los campos verdes y los bosques que se extendían hasta el horizonte. El sol brillaba en el cielo, pero no podía disfrutar de su belleza.

Mi corazón estaba demasiado dolorido, como si llevara una losa de piedra en el pecho.

El avión continuó su ascenso y pronto vi las nubes blancas y esponjosas que parecían algodón. Sentí como si estuviera volando sobre un mar de algodón, pero no podía sentir la suavidad. Mi alma estaba demasiado magullada. A medida que el avión se estabilizó, comencé a sentir un poco de calma.

Pero era una calma fingida; mi mente seguía pensando en Alexei y en lo que había pasado.

Sentía como si hubiera perdido una parte de mí misma.

Miré por la ventana de nuevo y vi el océano que se extendía hasta el horizonte.

Era azul y profundo, y sentí como si estuviera mirando en el abismo de mi propio corazón.

Me sentí pequeña y vulnerable, como si el mundo entero estuviera contra mí.
El avión continuó su viaje hacia España, y yo seguí mirando por la ventana, perdida en mis pensamientos.

Finalmente, el avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de España, y una pequeña oleada de tranquilidad me invadió.

Recogí mis cosas y me dirigí a la salida, donde sabía que me estarían esperando mi hermano Alessio y mi padre.

Al salir del aeropuerto, los vi de inmediato. Alessio, con su sonrisa característica y mi padre, con su mirada seria y su barba gris.
Me abrazaron fuerte, como si no me hubieran visto en años.

—Dalete, hija mía —dice mi padre, con la voz llena de emoción—Estamos tan contentos de verte.

Alessio me miró con preocupación.

—¿Estás bien, hermana? Te veo un poco pálida.

Me encogí de hombros, tratando de sonreír.

—Estoy bien, solo un poco cansada del viaje.

Mi padre me miró con sospecha, pero no dijo nada. Sabía que algo estaba mal, pero no quería presionarme.

Los tres nos dirigimos al coche, donde nos esperaba el conductor. Mientras nos alejábamos del aeropuerto, no pude evitar mirar hacia atrás, pensando en Alexei y en lo que había dejado atrás.

Me sentí un poco más triste, pero sabía que estaba en el lugar correcto. Estaba con mi familia, y eso era lo que importaba.

Mi padre me puso una mano en el hombro.

#1- Aún no es nuestro momento                              (BORRADOR-COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora