Capitulo IV

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Esto último lo pronunciaron ambos, al mismo tiempo que por instinto volvieron a verse mutuamente.

— ¿Por qué hasta ahora me estás contando ésto, Alpha?

— Por la misma razón que tú estás pensando. Es la misma descripción que tuvo el príncipe perdido, y no quería que te alteres por cosas como estás.

— ¡¿Por cosas como estás?! ¡Sabes cuánto maldito tiempo he estado buscando alguna pista relacionada!

—¡Terzo!

Ambos volvieron hacia la anciana voz detrás de ellos. Era el Rey Nihil.

— Joven Alpha, disculpe la inmadura actitud de mí hijo. Puede ir al comedor real a cenar, en un momento lo alcanzamos. —Dijo emanado de paz mientras golpeaba suavemente el hombro del caballero.

— Con su permiso, majestad. Príncipe, después continuamos con nuestra "agradable" plática.

— Padre, ¿Por qué lo dejas ir fácilmente si tiene información que es de importancia?

— Porque yo mismo he ido a ese lugar. Y efectivamente, hay una chica. Pero si recuerdas, era un "él" no una "ella".

— ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Hablaste con ella? ¿Acaso te soy indiferente, padre?

— Solo mírate hijo, tu amigo, no. Tu mejor amigo te contó sobre alguien que ha captado su atención, de buena manera. Y tú solo piensas en que "ella" es a quien has estado buscando.

— Que a ti no te importe no significa que yo he dejado de creer. Al parecer, Sister tenía razón. Mí madrastra, mí amada madrastra Ghuleh ¡No tenía que morir por amar a un patán que mientras le abrieran las piernas el fingía estar enamorado!

Tak!

El rey abofeteó duramente a su ¿Amado hijo?

— ¿Crees que no me ha dolido? ¿Crees que desde que murió mi primera esposa no he dejado de amarla?¿Consideras falso el amor que les brinde a tu hermano y a tí?
¡Nadie ha pensado en mí ni una puta vez! ¡Nadie vino a mí a ayudarme!
El hecho de que en mí juventud tuviera muchas propuestas de matrimonio no significa que a las mujeres que tanto ame les fallara. ¡Eso podría decirte hijo mio! ¡¿Tanto estabas necesitado de amor como para meterte con una esclava?! ¡¿En dónde está tu honor basura?!

Un silencio perduró unos minutos hasta que Terzo decidió abrazar a su padre.

¿Acaso estaba mal buscar al amor que le hacía falta?

[...]

— Sabes, si tan solo Terzo no fuera tan... ¿Amable? Ya te habría roto ese cuello de puta que tienes.

A Alpha jamás le ha agradado María, ya que cuando terminaron su aventura, ella intentaba hacer creer al príncipe que se encontraba embarazada de él o cosas así de bajas para intentar atraparlo.

— No tiene caso que hables con siervas hermano, después de todo, ella no es ni la cuarta parte de lo que el heredero necesita. —Respondió Omega, otro caballero, que entraba al comedor. — Me envió Lord Primero a buscarte, ya que tiene que ver con tu adorada niña del bosque.

— ¡Zorra! Trae una bolleta del mejor vino que tengan aqui, y por favor, no te tardes si no quieres terminar muerta por los cocodrilos del castillo.

María enojada fue a traer sus cosas de mala gana, el odio era mutuo.

Las demás sirvientas solo observaban temerosas de qué por culpa de su compañera fueran a ser castigadas.

Omega solo observaba con disgusto la escena, la detesta, pero sus modales le impiden seguir el juego de su camarada.

Mientras tanto, observaron como El Rey y su heredero entraban al comedor. A lo que ambos soldados hicieron una leve reverencia en respeto a su presencia.

— ¡Omega! Es grato contar con tu presencia. Y dime, ¿Qué te trae por aquí? Ya que no es propio de tí estar de visita en estas fechas.

— Mi gran Rey, el motivo de mi visita es porque su hermano, Sir Primero, me ha enviado.

— ¿Cuál es el motivo, Omega? —Pregunto dudosamente Tercero.

— Es sobre la chica del bosque. La vieron hablar con... Sister Imperator.

Todos se quedaron en total silencio, hasta que María quien traía la botella, al escuchar el nombre, por la impresión la soltó. Dejando caer al suelo el líquido embriagante.

— ¡María! —

Gritaron al unísono las sirvientas, pero, Lady Cirrus, quien se encargaba del orden y la calidad de los servicios del castillo hizo aparición.

— ¡Vale madre! Toda mi vida tratando de educar a jovencitas para que sea un desastre.

Lady Cirrus era un tanto... ¿Dramatica? Pero ese es uno de los tantos encantos de una hermosa mujer. Al castillo le faltaba emoción y carisma, y de vez en cuando, ella podría apaciguar eso.

—Mi hermoso rey, usted a pesar de ser un viejo cascarrabias que posiblemente se pasa consultando a Manuela por ser un depresivo de mierda, se mantiene guapísimo.

Literalmente todos los presentes quedaron estupefactos al escuchar como Lady Cirrus se refería al supremo gobernante de estás tierras, el silencio no duró mucho, ya que la risa por parte del mismo.

¡JAJAJA!

Continuará...

ᴇʟ ᴘʀÍɴᴄɪᴘᴇ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴏ. [ᴄᴀʀᴅɪɴᴀʟ x ᴇᴍᴇʀɪᴛᴜꜱ ɪɪɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora