Capitulo III

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Nota:
Antes que nada, agradezco a todos los que siguen esta historia que tiene unas tremendas faltas de ortografía y aveces cosas confusas.
He estado bastante enferma y he estado realizando mi servicio social en una escuela, así que mi tiempo libre es bastante escaso.
Por falta de inspiración no he actualizado, y espero que la inspiración que me llega sea de su agrado. Eso es todo.
Espero actualizar más seguido y sobre todo que el contenido sea aceptado con amor <3

[...]

Pasaron 18 largos años después de aquel incidente que dejó al castillo, a su séquito derrumbados y llenos de dolor.
Y la leyenda de un príncipe perdido se hacia presente en cada una de las casas de los pueblerinos.

Nadie sabía que fue del Rey Nihil ya que después de ello jamás volvió a hacer aparición en el reino. Contrario al príncipe Terzo.

Él se volvió un joven apuesto y continuaba siendo de los más valientes en el reino, sobre todo en las fuerzas armadas del reino.
Continuamente llegaban bellas doncellas y princesas de distintas partes del mundo a proponerle matrimonio. Algunas por "amor" y otras por conveniencia...

Sin embargo, nuestro amado príncipe aún tenía en mente a aquel príncipe jamás nacido que tanto deseaba conocer, y sobre todo, a su hermano.
Había sido doloroso crecer sin su compañero del alma, su apoyo como el siempre decía. Llegar a su mayoría de edad sin él, y ahora llegar a sus 26 le estaba costando.
Aceptar el hecho de que su padre se volvió alguien que se la pasaba en las sombras del castillo y no deseaba tener contacto con nadie, a excepción de sus sirvientes y de él.

Mañana era el aniversario de la leyenda del "Príncipe perdido" y hacía su recorrido anual por el reino en busca de pistas que le permitieran encontrar a su hermano. Mientras tanto, el reino organizaba una feria y festejo para relajar toda la tensión del día a día.

[...]

Eran aproximadamente las 10:00 p.m. y las sirvientas estaban preparando la mesa en la que el Rey y su heredero cenarían.

— ¿Príncipe? — pregunto temerosa una mucama mientras tocaba a la alcoba de Terzo.
Al no obtener respuesta estaba dispuesta a abrir la puerta, cuando estaba a punto de hacerlo, el príncipe abrió y casi caía junto a ella.

— ¡Lo siento, su majestad! He sido una irrespetuosa al entrar sin su permiso.

Internamente sonrió porque está escena se le hizo un poco familiar.

— No te preocupes, María. Es solo que, no deseo ir a cenar está noche.

— ¿Es por lo de mañana, cierto?

María.
María no solo era una mucama y sirvienta del Rey, hace 5 años fue un pequeño romance de Terzo.

Flashback.

— Ya no puedo seguir así Terzo. ¡Siempre estás preocupado por seguir buscando algo que ya no esta!— Dijo tristemente, María.
Yo te he amado desde que me trajeron a este castillo y tú solo... solo piensas en alguien que nunca existió y en tu hermano que partió desde hace ya tiempo.

Lo último provocó que Terzo se enfureciera. Nadie, absolutamente nadie se debía atrever a insultar de esa manera a las personas que más amor les tenía. Ella tenía razón, no tenía el derecho de seguir usándola para olvidar su dolor.

—Y-yo lo siento, mi príncipe. No fue mi intención ser insolente de esa manera.—Dijo acercándose con la intención de provocarlo sexualmente. Ella sabía lo lujurioso que es el príncipe y está no sería la última vez que ella sienta aquello que le destroza su interior. Pero, lo único que consiguió fue que le lanzará sus ropas y la empujara al igual que ellas, afuera de su habitación.

Aunque haga reverencias y lloré para que él la perdone, sabe que eso no sucederá. Porque la única cosa que puede perforar el corazón del príncipe sin tocarlo, es hablar por hablar de las personas que ha perdido.

— Vete.

Fin del Flashback.

Vete, por favor.

María por más que intente obtener su perdón sabe que eso jamás llegará. O al menos no sin la ayuda correcta.

Ella presenció todo lo acontecido el día que murieron la reina, el nuevo príncipe, y el príncipe Secondo.
Al principio, como todos, detestaba a Sister Imperator, pero al ver que todo lo que hizo fue por amor, ahí fue cuando la entendió.

Terzo no ha sido el único que ha buscado pistas, ella también, aunque con distintos motivos.

— Cómo usted ordena, su majestad.—Y salió de allí.

—¿Es una perra, no lo crees?
Terzo buscaba de dónde había salido esa voz, y al voltear vio a su amigo y caballero real, Alpha.

— Correcto, mi estimado caballero. Aunque considero que no hay mayor perra en este reino que usted, siempre está de cacería y no precisamente busca una sola presa.

Las risas llenaron el pasillo junto con una buena charla, esas cosas pequeñas que pueden calentar un poco el corazón del frío príncipe.

— Y dime, Alpha. ¿Ya has conseguido a aquella damisela que vuestro corazón siempre está buscando?

— No, realmente no. Pero...

—¿Pero?

— Hace unos 3 años escuché el rumor de que en las afueras del reino, en el fondo del bosque encantado, existe una doncella muy hermosa y que pocas veces se ha dejado ver. Y, el año pasado me aventure a ir.

— ¿Y la viste, o no? — Dijo Terzo ignorandolo un poco, ya que el no creía en chismes de la gentuza.

— Si. Y déjame decirte, hermano. Ella es la mujer o chica porque parece muy joven, más hermosa que haya visto jamás. Su piel, era tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre que brota del cuerpo y...

tan castaña como el cedrón.

Esto último lo pronunciaron ambos, al mismo momento que por instinto volvearon a verse mutuamente.

Continúara...

ᴇʟ ᴘʀÍɴᴄɪᴘᴇ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴏ. [ᴄᴀʀᴅɪɴᴀʟ x ᴇᴍᴇʀɪᴛᴜꜱ ɪɪɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora