Capitulo 3, comienza la aventura.

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-Y bueno- dije, pensativo-, ¿qué opinas?

-Estoy dudando un poco porque hay algunos datos que por el momento no coinciden, pero ya me estoy haciendo una idea mejor de lo que tenía anteriormente- dijo Martín, ordenando un poco los papeles-.

-Y yo. Sobre todo estoy dudando en el trato que recibía en el centro, siempre hay una razón para hacer las cosas. Ya se escapó de su hogar por malos tratos, padres inestables por consumo y por miedo por ser potencialmente peligroso.

-Simplemente, no lo comprendo del todo- dijo, dudando de la situación-. En cierta parte puedo comprender por qué pudo escapar, tal vez quiso cambiar su estilo de vida e intentar valerse por sí mismo, pero, ¿por qué ahora...?

-Tal vez porque vio la oportunidad y escapó, sin dar explicaciones ni... Dejar ninguna nota...- dije, recordando la oración que creí descifrar en las manchas de audio que capturó la grabadora y dudando en contárselo a Martín.-

Hubo un pequeño lapso de silencio, el cual aproveché para decidir que debía contárselo, sobre todo por el bien del caso.

-Una última cosa. Mientras revisaba la grabación, pude escuchar manchas de audio, pero parece que era una voz diciendo una ubicación y siento que deberíamos tenerlo en cuenta ambos.

-¿Ambos?- preguntó, confundido-.

-Ambos. No creo que los demás deban saberlo si no queremos dificultar el caso. Si se lo contamos a los demás, opino que se formaría un "efecto periodista" en el lugar y se convertiría el caso en algo imposible. Te pido que no le cuentes a nadie sin preguntar primero. Ya sabes un poco cómo trabajo.

-De acuerdo.

-Tengo pensado ir hoy para la media noche o cerca. Siento que algo espera- dije guardando mis papeles y la grabadora-, ¿estarás ocupado entonces?

-No muy. Te acompañaré al salir del trabajo- dijo, recogiendo también-, saldré un poco tarde, ya sabes, el papeleo y esas cosas...

-Te entiendo.

Nos despedimos y nos fuimos cada uno por nuestro camino hacia nuestro coche. En el camino, pensé en hacerle una fotografía a la alcantarilla. Cogí el coche, fui a mi departamento para dejar las cosas del coche allí y coger una cámara fotográfica y me dirigí a la ubicación para hacerle la foto y revelarla después en un cuarto oscuro. Una vez hecha, fui a una tienda donde trabajaba un buen amigo que se dedicaba a la revelación de fotografías físicas para que se encargara de mi fotografía mientras revelaba otras fotografías de pedidos de clientes. Mientras esperábamos a que se secara la fotografía, charlamos un poco de cómo nos iba la vida, hasta que mencionó sobre un sujeto extraño.

-El otro día vi pasar un par de veces corriendo a un chaval, de unos 24 años, que estaba vestido como si lo hubieran sacado de una cárcel o un hospital mental o algo así. No paraba de correr y se veía asustado de algo. Pasó enfrente de la tienda unas 3 veces hasta que entró y mencionó algo de la calle de Aiguafreda para proceder a irse por la izquierda y desaparecer- dijo-.

Exacto, estaba hablando del hombre al que estábamos investigando.

-Sé a quién te refieres, le estamos investigando. Se llama Carlos Morgan, de 21 años. Se escapó del centro psiquiátrico donde residía hace apenas 7 meses- dije, fijando mi atención en el escaparate-. Aún no sabemos el motivo y creo que tenemos una buena pista de su paradero.

-Entendido. Espero que sea corto, como los demás casos.

-No tiene pinta de serlo...- dije suspirando y volviendo a poner la vista en él-

Y para romper el hielo, sonó una alarma de cocina que puso mi amigo para saber cuándo estaba lista la fotografía.

-Bueno, ve a por la fotografía, no quiero estropear las demás fotos si entro. Tenemos mucho de qué hablar- dije al levantarme del taburete mientras veía cómo él iba a recoger la fotografía al cuarto oscuro-. Algún día de estos te llamo para que nos pongamos al día uno del otro.

-Lo que tú digas- dijo, extendiéndome la foto para que la coja-. Hasta pronto, estaré esperando tu toque.

Salí de la tienda, me dirigí a mi coche y fui al departamento, ya que debía hacer algo de papeleo de otros casos y hacer mi parte del papeleo de este, además de tener que seguir con la grabación. Eran cerca de las 15:27 cuando llegué al departamento, me puse a comer un poco para llevar mejor la tarde, y en cuanto acabé, conecté los auriculares a la grabadora, me los puse y seguí por la parte donde lo dejé. Pasé la siguiente hora con lo que quedaba de la grabación, rezando en el proceso en que no haya más manchas de audio, y así fue casi todo el tiempo. 

Muchas preguntas, pocas respuestas... Estábamos a contrarreloj desde que se fue del centro, pero ya habían pasado apenas 7 meses, aunque, de acuerdo a lo que dijo mi amigo, aún seguía en la ciudad. ¿Dónde? Teníamos una pista de su posible paradero: las alcantarillas de la calle de Aiguafreda de Horta. Decidí en dejar el tema a un lado para seguir con el papeleo del caso anterior en el que estuve, debido a que prescinden para dar por finalizado el caso. Realmente disfrutaba de esto, no sabría decir cómo se siente, pero me gustaba el redactar lo sucedido desde que llego al caso hasta su final. Una vez terminé el papeleo cerca de las 20:27, fui al despacho de Martín para ayudarle con algunos papeles y así podamos prepararnos antes. 

A las 21:39 terminamos todo y empezamos a llevar a su camioneta algo de equipo, como linternas de cabeza, linternas de dinamo, baterías de repuesto y cargadores de pistola, ya que quien sabría qué podría pasar... 

Una vez con todo, nos embarcamos a lo que serían las puertas a toda una aventura propia de libros de autores como lo son "Marina", de Carlos Ruiz, o "El misterio de la cripta embrujada", de Eduardo Mendoza. Fuimos a la calle indicada, cogimos todo lo necesario del coche y buscamos la tapa de alcantarilla, esa bendita tapa de alcantarilla que hasta a día de hoy la evito solo por los recuerdos de lo que sucedió. Después de guiar a mi compañero hasta la tapa, nos dimos cuenta de que necesitaríamos de al menos una palanca para quitar la tapa de nuestro camino, palanca la cual no pudimos conseguir debido a que la comisaría no dispone de estas y ya era muy tarde como para comprar una en una ferretería.

Gente, id al gimnasio, y si sois detectives, nunca aceptéis casos como el mío. Estuvimos intentando levantar la tapa durante más de media hora con nuestras manos hasta que Martín recordó que su coche tenía un remolque, por lo que probamos en usarlo con la tapa, y adivinen.

-¿Esto es en serio? Te acuerdas ahora de lo que tienes y encima funciona...- dije recogiendo el gancho, aunque no con algún sentimiento porque ya conocía cómo era Martín a veces- Venga, aparca que tenemos que sacar las cosas.

Aparcó y abrí el portón de carga para proceder a coger un par de objetos y darle otros a Martín.

-¿Tenemos lo que necesitamos?- pregunté para confirmar que llevábamos lo que debíamos y dejábamos en la camioneta.

-¿Llevas la alarma?- preguntó, comprobando si la suya funcionaba.

-Creo que sí, en este bolsillo...- dije mientras me rebuscaba en los bolsillos de la chaqueta- No, lo debo de haber dejado en el coche.

Fui a la puerta del copiloto y ahí estaba. Lo cogí y fui con mi compañero a la alcantarilla. 

-¿Estás seguro de que es aquí?- preguntó Martín, mirando al negro infinito que inundaba el agujero hacia las alcantarillas.

-Estamos en el sitio correcto, lamentablemente, y la verdad, no sé si es algo bueno o algo malo...- dije, dando un suspiro dubitativo- Venga, alumbra, que se nos va la oscuridad.

Bajé el primero, rezando para que no se rompieran los oxidados y endebles barrotes que formaban una escalera hacia mi mayor miedo: los túneles. Podréis pensar que es una tontería que una persona tenga tunelofobia (miedo a los túneles), pero tengo un trauma desde pequeño con un túnel. Larga historia.






Fin del capítulo

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2023 ⏰

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El misterio del caso 109Donde viven las historias. Descúbrelo ahora