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HOLA, BUEN DÍA, TARDE O NOCHE, ESTE CAPITULO ES UN POCO CORTO PORQUE HE TENIDO MUCHOS INCONVENIENTES PARA PODER DEDICARME A ESCRIBIR, ESTOY OCUPADA CON LA UNIVERSIDAD, PERO NO CREAN QUE ME HE OLVIDADO DE ESTE LIBRO Y DE USTEDES, MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS QUE SE HAN DEDICADO A LEERLO; BUENO PARA LA SEMANA QUE VIENE TENDRÉ VACACIONES DE NAVIDAD Y ESPERO PODER ESCRIBIR UN POCO MAS Y ADELANTARLES ALGUNAS COSITAS.

AHORA PARA NO QUITARLES MUCHO TIEMPO ESPERO DISFRUTEN DE ESTÉ CAPÍTULO, VOTEN POR EL CAP, SE LES QUIERE <3 YULI, FUERA.

¿QUÉ PASARÁ DESPUÉS?

EMILIO DURAND

Después de conversar con los chicos, cada uno se fue a su habitación dejándonos solos en la sala a mi hermano, su ex esposa, Rose y yo; hasta Emily se fue, dijo que estaba cansada y que mucha información la había confundido un poco.

Una de las señoras que cocinan, se acercó para traernos café, todos aceptamos con gusto y nos quedamos en silencio, Antoine y yo no somos de hablar mucho, en cambio Rose sí, pero la notaba algo incomoda por las miradas de odio que se lanzaban Antoine y Georgina.

Cuando iba a hablar para romper el silencio, el albino habló.

— ¿Se puede saber que haces aquí?

— Por si no lo recuerdas, vivo en esta ciudad y tendo derecho a ver a mis hijas.

— Se perfectamente que vives en esta ciudad, pero mi pregunta es sobre ¿que haces en mi casa?

— Ah eso, bueno llegué a mi casa y al no ver a mi hija me imaginé que estaría aquí.

— ¿Y si no fuera estado?

— Me largo, ni loca me quedaría contigo de nuevo.

— Te gustaba estar conmigo, no lo niegues — le recordó con un tono creído.

— En tus sueños papito, en tus sueños.

— ¿Tu crees que aún se gusten? — murmuró Rose a mi lado

— Tal vez — le respondí.

Después de unas horas, Antoine y Georgina se fueron al despacho para hablar sabra Dios sobre qué, y Rose me dijo que iría a descansar porque le dolía la cabeza; la acompañe hasta su habitación y al cerrar la puerta miré el pasillo y luego la habitación de Emily.

Las ganas de entrar y hablar con ella me estaban matando, estuve pensando bastante en que le diría y al final me arriesgué, toque su puerta y a los segundos está se abrió dejándome verla.

— Mhm hola — murmuró con algo de ¿Vergüenza? Creo.

— Necesito que hablemos, ¿Puedo pasar?

Asintió y entré, me senté en la cama y ella cerró la puerta y a paso lento se fue acercando.

— Deja el miedo que no te haré nada, yo no soy como él.

Ella miró sus manos y asintió para luego sentarce en la cama y quedar frente a mí.

— Del uno al diez ¿que tanto odias a Albert?

Mi pregunta la hizo pensar durante cinco segundos.

— Diez — respondió en voz baja

— Dime las razones por cuales lo odias — ella alzó las cejas — se que es fuerte, pero necesito que lo digas.

— Lo odio porque desde pequeña ha abusado sexualmente de mí, lo odio porque nunca me vió como su hija, lo odio porque me alejo de la persona que más amé y ahora lo odio mucho más por habernos alejado y que haya arruinado la relación que mamá y usted tenían.

Amigos De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora