"¿Quién despertó?" Un hombre vestido de negro preguntó. Llevaba una capucha que cubría todo su rostro.
Tch, lo sabía. Es él. No importa lo tanto que intente ocultar su identidad, siempre puedo reconocer esa molesta voz suya. Suspiré con molestia y miré al hombre al que más detesto. Sí, es el supervisor. Ese bastardo sanguinario.
Se quitó su capucha y nuestros ojos se encontraron, con aquellos ojos hambrientos. Caminó hacia delante y se detuvo cuando estaba al menos a un metro de mí. Dio un golpecito con el pie derecho, sin dejar de mirarme. Era obvio, estaba esperando a que yo hablara.
"Habla ardilla, ¿quién ha despertado?" Preguntó, bastante inquieto.
Lo fulminé con la mirada, poniendo los ojos en blanco. "Una chica ordiana." Respondí sin entusiasmo.
"Así que ya son ocho, si no me equivoco." Se puso la mano derecha en la barbilla, como si estuviera pensando profundamente.
"Sí, como sea." Respondí, sin mostrar ningún interés en nuestra conversación.
"Preparen nuestras tropas. Esta vez seremos nosotros los que ataquemos." Sonrió malvadamente. "Atacaremos al tercer Miércoles." Añadió.
"Así será, señor." Hice una reverencia y me fui rápidamente con Momo.
Suspiré con frustración. Genial, otra guerra se nos venía encima. Tengo que contárselo a Tzuyu. No quiero que le pase nada a Tzuyu. A Mi Tzuyu.
"¿En qué piensas?" Preguntó Momo de repente.
"Oh uh. Es solo que, se acerca otra guerra." La miré de frente.
"Y me preocupa Tzuyu." Agregué.
"No te preocupes, va a estar bien. Primero deberías preocuparte por ti." Sonrió, acariciando mi espalda.
Entramos en el cuartel y ordenamos a las tropas que se prepararan para la emboscada que se avecinaba. Al salir del edificio, una figura familiar se acercó a nosotras.
"Oh Mina, qué onda." Momo la saludó.
"Eh chicas, ¿han visto a Nayeon?" Contestó, para preguntar si habíamos visitado a la chica de los dientes de conejo.
"Uhh, no, ¿por qué? ¿Pasó algo?" Pregunté, con cara de desconcierto.
"Aparentemente perdió. Y ahora está en los dormitorios." Explicó.
"¡¿Qué?! ¿Cómo? ¡Ella es la más fuerte de nuestro equipo!" Momo exclamó. Estaba incrédula.
Mina suspiró y se encogió de hombros, nos indicó que la siguiéramos, así que lo hicimos. Caminamos de vuelta al dormitorio en el que nos alojábamos. Me dejé caer en el sofá y suspiré satisfecha.
"¡Al fin puedo descansar!" Exclamé en alegría.
"Sí. Estoy hambrienta." Momo asintió mientras se acariciaba el estómago.
"Podrán hacer eso luego, Nayeon está arriba." Mina sacudió la cabeza con incredulidad.
"Está bieeeeeeen." Gemí con molestia.
Subí las escaleras y me dirigí a la habitación de Nayeon. Me coloqué frente a su puerta y me lo pensé dos veces antes de llamar, mejor aún, de entrar. Mirando su puerta de entrada, me di cuenta de que tenía una pegatina de un conejito rodeado en su puerta. Qué tierno. Sacudí la cabeza y decidí llamar. Una voz me dijo que entrara. Así lo hice.
"Uhm, hola unnie." La saludé tímidamente.
"Eh, Sana." Contestó, sonriendo.
"¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado?" Empecé a hacerle preguntas. Tenía mucha curiosidad por saber qué le había pasado.
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Strange Magic | SaTzu | TRADUCCIÓN
FanfictionUn mundo dónde la guerra prevalece y la paz es una mera imaginación. Esto es lo que Dios quiso, y deberán obedecerlo, o al menos eso es lo que la gente piensa. Dos estados, dos grupos, dos facciones, dos divisiones, llámalo como quieras. Son polos o...