- El Hada Madrina- dijo Elisa, sacando a todos de aquel turbio silencio-. Ella dijo que tenía que encontrar los elementos que distinguen a cada reino del Imperio de Navidad para poder regresar a mi mundo.
- Mmm... eso sería el espejo de la Reina de las Nieves- comenzó a recitar Jack-, la flauta de caramelo del Reino de Dulce, un botón del Rey Cascanueces...
- Y la corona de flores del Reino de las Flores- señaló William, terminando la lista de su hermano-. Aquello será un poco difícil, kleine frau, ya que esos objetos son preciados para todos los reinos.
- Pensé que eran objetos comunes- añadió Elisa.
- Cada reino tiene un objeto mágico que lo protege de maldiciones- intervino Christopher-. A raíz de la era oscura...
- La época en la que muchos reinos fueron invadidos por maldiciones y así- lo interrumpió Jack.
- El congreso de Hadas Madrinas- prosiguió el príncipe-, decidió otorgarle a cada reino un elemento que lo protegiera de estos... seres, quienes ahora se encuentran en el exilio, impidiendo la entrada a los reinos, a menos de que cuentes con una invitación oficial.
Elisa permaneció meditabunda por unos segundos.
- Eso es extraño- dijo al fin.
- ¿Por qué tu llegaste sin invitación? – inquirió William, con una sonrisa maliciosa en los labios, a lo que Elisa y William lo miraron con intriga-. Creo que también hablo por mi hermano al decir que su caso nos intriga bastante, señorita Thorn.
- ¿Mi caso?
- Usted apareció en este mundo, proveniente de uno muy diferente, y apareció dentro de este reino, lo cual solo una persona invitada puede hacer...
- ¿Quieren decir que Drosselmeyer la trajo aquí y además la invitó? – preguntó Christopher, aireado.
- ¿Están seguros de que fue el Rey Ratón quien la trajo con todo y la invitación?
Otro silencio, pero este mucho más tenso que a los anteriores, llenó la sala de miradas incómodas.
- Muy bien- interrumpió Elisa, acalorada por el misterio de la situación-. Me están ocultando algo y quisiera saber qué es.
Los tres hombres intercambiaron miradas, hasta que los Hermanos Grimm posaron la vista sobre el príncipe, quien dejó escapar un profundo suspiro.
- Sucedió mientras transcurrían los cien años de sueño de mi madre. Al estar el reino completamente oculto del resto del mundo, un imperio creció vecino al nuestro, del cual, después de muchos años, engendró a una princesa llamada Rosebella. Se decía que era tal su belleza e inteligencia que su padre, un príncipe que había sido salvado de una maldición; la encerró dentro de las paredes del castillo hasta el día en que cumpliera la mayoría de edad y pudiese casarse con el hombre de la elección del rey...
- Pobre chica...- murmuró Elisa, imaginándose la historia tal cual como una película de animación.
- Lo curioso de todo- intervino William-, es que la princesa supo aprovechar el tiempo que pasó encerrada en el castillo.
- Déjenme adivinar, ¿estuvo leyendo? – rio Elisa, acostumbrada a ese tipo de historias.
- Aprendiendo- señaló Will-. La princesa se convirtió en una muy hábil hechicera y fue tal su don para la magia que se dice que fue capaz de hacer lo que tanto había querido: salir de los muros del castillo a recorrer este y otros mundos.
- Entonces ¿qué pasó? – preguntó Elisa, con los ojos abiertos de par en par.
- La gente cree que desapareció- le respondió Christopher-. Al poco tiempo de que comenzó a viajar entre mundos, mi padre despertó a mi madre y entonces comenzó la disputa por ver quién reinaba estas tierras. El rey Albert, padre de Rosabella, tenía un segundo hijo menor a la princesa, el príncipe Guillaume. Cuando el rey murió, y con la princesa desaparecida, el reino de Albert entró en caos y el ahora rey Guillaume comenzó una guerra en contra de nuestro reino... perdiéndola debido a que a la gente no le interesaba pelear por las ideas de otro que solo buscaba su propio beneficio. Así que, en resumidas cuentas, el Reino del Lago, como se le conoció en un momento al hogar de la princesa Rosabella, se unió al nuestro.
- ¿Y qué pasó con la familia del rey Guillaume?
- La reina murió y el rey Guillaume... se cree que vive en el exilio, con los goblins, gnomos, brujas y hechiceros.
- Vaya- dijo Elisa-. Si que es una historia triste, pero ¿por qué tanto misterio?
- Porque, a diferencia del resto del mundo, nosotros sí sabemos en dónde está la legítima heredera al trono del Reino del Lago- intervino Jack, con una sonrisa de oreja a oreja-. Y es posible que ella haya sido quien te invitara al Reino del Bosque Encantado.
Con paso firme, Jack se acercó a un cuadro de tamaño humano, en el que había pintado una escena de un castillo en ruinas, oculto por el mismo bosque. Sin decir nada, el autor atravesó el cuadro, seguido por William y Christopher, quien se detuvo unos segundos, esperando por Elisa, quien, ante tal misterio, se levantó del sillón con las piernas temblándole de miedo por lo que fuera a encontrar del otro lado de aquel misterioso portal; por lo que sostuvo la mano del príncipe quien se la extendía con paciencia. Al tomarla, ambos ingresaron por el cuadro, llegando a la versión real de aquella pintura.
Lo que vio Elisa la dejó sin aliento. Aquel lugar era el punto de partida de todas las historias que había escrito, pues soñaba con él desde que era pequeña. El estar ahí, el poderlo tocar, sentir la brisa helada del viento atravesando la copa de los árboles, la nieve caer sutilmente en aquel lugar... sus manos comenzaron a temblar y de sus ojos lágrimas, que sin que nadie se diera cuenta, se convertían en perlas al tocar el suelo, comenzaron a resbalar por sus mejillas, mientras recordaba el inicio de su primer libro.
En un lugar lejano a cualquier otro, una princesa encontró la puerta a mil y un mundos, pero a medida que viajaba se iba alejando más y más de su hogar, hasta que un día se dio cuenta de que había perdido el camino de vuelta a casa, y con una pena que la hacía sentir que moría, siguió viajando por otros mundos, hasta que olvidó quien era.
SEGUNDA PARTE AGOSTO 2023
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El Bosque Encantado: Un secreto congelado
FantasyCuando Sara, una joven escritora de fantasía, viaja a Viena para la presentación de su reciente novela, se pierde entre los pasillos de la biblioteca de la ciudad y cuando por fin encuentra la salida, ya no regresa a Viena sino al Bosque Encantado...