Antes de delimitar:
Los derechos de los trabajadores sexuales en México es un tema del que debemos hablar para llegar a una buena resolución del fenómeno de la prostitución, una que reconozca los derechos tanto laborales como sexuales de
las personas que se dedican a ello. La problemática que enfrenta que la “prostitución” sea reconocido como trabajo es meramente por consideraciones
morales de los distintos enfoques teóricos entorno a diversas percepciones y pensamientos ideológicos del entendimiento del cuerpo y la sexualidad, es
imposible llevar a cabo una investigación acerca del fenómeno de la prostitución sin mencionar la implicación que tienen las construcciones sociales
de género es por esto que en torno a este giran distintas corrientes del feminismo como lo son:
- La postura abolicionista:
Quienes sostienen una postura abolicionista frente al trabajo sexual
argumentan la falta de dignidad en dicho comercio, su existencia debido
al patriarcado que somete a las mujeres como sumisas y las objetiviza frente a los hombres que están en una situación de dominio. Su validez objetiva se centra precisamente en dicho pensamiento y sostiene que el
trabajo sexual, define a las personas que lo ejercen y, por ende, sitúa a éstas como víctimas (Marquina, (A.A.M,2020,16).
Alega que hay otras actividades en las que los empleadores están interesados también en el cuerpo y usa como ejemplo el deporte, sin embargo, para ella la
diferencia radica en que, en éste, los cuerpos no se utilizan en forma directa y sexualmente por quienes los han contratado.(Pateman, 1988:346)
Argumento que deja claro que la preocupación principal es la sexualidad misma; el cómo, con quién y de qué manera se ejerce.
Otras feministas abolicionistas tales como Kathleen Barry y Catherine MacKinnon, sostienen que no hay prostitución sin trata.
Catherine Mackinnon: En una conferencia denominada “Trata, prostitución e inequidad en perspectiva internacional” que tuvo lugar en 2010, en el marco del Encuentro Internacional sobre Violencia de Género en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, declaró que “bajo ningún concepto puede pensarse a la
prostitución como trabajo sexual” y sostuvo que “inclusive representa una violación serial”.
Kathleen Barry: Refiere que “no hay forma en que exista la autonomía y que las mujeres que lo ejercen y defienden, lo hacen al igual que las que sonagredidas
por sus maridos, al decir que son hombres maravillosos y que no volverá a pasar”. Barry manifiesta que los “valores” de la sexualidad han sido distorsionados y destruidos conforme las mujeres han sido colonizadas por medio de la violencia sexual y de la supuesta liberación sexual. Para Barry, la
experiencia positiva del sexo debe basarse en la intimidad, por ende, el sexo no debe comprarse.
Para este discurso, la prostitución es siempre una forma de esclavitud sexual. Es
una forma de violencia contra las mujeres que atenta contra su integridad y dignidad, desde esta óptica, la prostitución es siempre forzada independientemente de la decisión de las mujeres que la ejercen, y se equipara al tráfico de mujeres con fines de explotación. “Prostitución” es siempre equivalente a esclavitud sexual. En resumen, según los planteamientos abolicionistas, la prostitución es siempre forzada, las mujeres que escogen
ejercer la prostitución no responden a una decisión libre sobre su propio cuerpo,
aunque ellas así lo manifiesten, pues siempre es una decisión condicionada por sus circunstancias sociales, marcadas por la exclusión y la violencia. Y para aquellas que no deseen este tipo de rehabilitación no habrá compasión: terminarán siendo perseguidas y culpabilizadas, acusándolas de estar "enviciadas" en ganar dinero.
- La postura regulacionista o reglamentarista:
Es aquel que defiende la autonomía de las personas trabajadoras sexuales para
ejercer el oficio, y reconoce la complejidad de la realidad económica y situación
laboral, así como la falta de igualdad de oportunidades para hacer del oficio.
Martha Nussbaum: Declara que realmente los problemas de la prostitución son
puramente morales pues ésta en realidad se enlaza con las características de
otras formas de servicio corporal que son legales, toleradas y no estigmatizadas.
Resalta que el mejor argumento moral se transforma en estigma. El estigma, no de la subordinación de las mujeres hacia los hombres; sino del control de la sexualidad de las mujeres.
Raquel Osborne: Cuestiona "¿Quiénes somos nosotras (ni nadie) para juzgar moralmente más degradante la venta del cuerpo por dinero que la venta del alma por los mismos motivos, como hacemos la mayoría de los mortales
cotidianamente?" Desde las filas de algunas teóricas feministas del empoderamiento, se critica
cómo el discurso abolicionista está impregnado de moral puritana al no reconocer la categoría de trabajo a la actividad de la prostitución por incluir el componente del sexo.
Dolores Juliano: Esta antropóloga reafirma el potencial de autonomía que supone la gestión y el control sobre el propio cuerpo: "el estigma de la prostitución sirve para desalentar los intentos de autonomía económica de las
mujeres y actúa como trasfondo de la incomodidad masculina para compartir la vida con mujeres que tienen éxito"
En todo mercado laboral se pone en venta la fuerza de trabajo del cuerpo humano, el estigma aplicado a la comercialización del cuerpo sumado a la sacralización de la sexualidad en Occidente hace que este tipo de trabajo se convierta en algo marginal y excluyente, a diferencia de otros trabajos que
integran y se valoran socialmente.
“El derecho laboral fue concebido como una fórmula de protección para los trabajadores. Por tanto, al elevar a estas personas a esta categoría las estamos dotando de un armamento legal con que
defenderse, tanto de empresarios como de clientes y de mafias; sin
victimizarlas ni infantilizarlas”. (Camarma, 2010)
Hay una teoría más al respecto del fenómeno de la prostitución sin embargo esta no proviene de una corriente ideológica del feminismo.
- Postura prohibicionista:
Desde este discurso, el intercambio mercantil de servicios sexuales atenta contra
valores éticos: la gestión sexual del cuerpo femenino resulta ser oficialmente un delito de carácter moral y legal, que provocaría la perdición y corrupción de los valores tradicionales. Aplicar este enfoque ante el fenómeno de la prostitución significa que el Estado adopte un papel de guardián de la moral (normalmente este orden moral está determinado por las creencias religiosas). Por tanto, esta actividad ha de ser erradicada por ley, prohibiendo su ejercicio y penalizando a
aquellas personas relacionadas con ella, especialmente a las prostitutas. En este tipo de construcción teórica, el Estado, a través de sus representantes de control (políticos, creadores de opinión y científicos), actúa como salvaguarda de este orden moral regulando un tipo de ética que castiga una mercantilización del
cuerpo con fines sexuales, lo que genera en la praxis una mayor indefensión social y vulnerabilidad. Conforme a lo ya escrito puede percatarse la diversidad teórica con la que ha
sido abordado y analizado el fenómeno de la prostitución en otras investigaciones recogiendo perspectivas morales, feministas, religiosas, legales
etc. en torno a este.
Mientras delimito.
Delimitación demográfica:
Personas mayores de edad que por voluntad propia ejercen el sexo-servicio.
Delimitación espacial:
México
Delimitación teórica:
La postura ideológica hacia la que hago inclinación en la presente investigación
es la postura regulacionista sin embargo hago mención de otras para un mejor
análisis y contexto del problema.
Delimitación temporal: actualidad
Después de delimitar:
Derechos laborales de los trabajadores sexuales en México.
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Derechos laborales de los trabajadores sexuales
RandomEn este trabajo de investigación se abordará el fenómeno de la prostitución en México desde una perspectiva jurídica y así mismo se analizarán distintas posturas