Como relata el título en primer instante, el protagonista de esta historia de fantasía "héroes y villanos" será llamado Seccius Dalmiro. Un chico que después de un gran fracaso logra encontrar algo nuevo, a palabras de su amigo una "gran vida".
Algu...
"Oh, vale." respondió Luis, dando una ligera risa al final mientras se rascaba el cabello. "Entonces, tambien podre darte tu regalo."
"¿Hm?/¿Eh?" soltaron Seccius y Rabian, descolocados.
"Me refiero a sus katanas, bueno en el caso de Seccius... realmente solo pude conseguir el sable de mejor calidad." dijo ciertamente nervioso, alumbrando de un momento a otro las mentes con emoción de los chicos, obviamente siendo Rabian el más afanado.
"¡¿Nos las puedes dar ya?!" pidió el pelo cenizo, no quedándole más al padre que ir a buscarlas a la biblioteca de la casa, donde tambien guardaba varias armas y objetos de entrenamiento.
...
"E-Era justo, lo que quería..." susurro sosteniendo las dos katanas de su estante, no prestándole mucha atención a su funda, las acomodo en el lado izquierdo de su cinturón, desenvainándolas sintió una gran seguridad y ganas de probar su filo, probando el tacto de la tsuka o empuñadura solo sonrió con alegría al contacto del algodón y cuero.
Mientras la alzaba, reluciendo el filo de la hoja en el sol de la mañana. Seccius seguido sus pasos recogiendo su arma.
"Ha que es hermosa la tsuba y saya, ¿Cierto?" hablo con una sonrisa Luis.
No pudiendo decir ninguna palabra, admiro con deleite la vaina negra del sable o ninjato, el cual poseía varias pequeñas elevaciones separadas entre si, dándoles la vuelta como anillos que después tenían una pequeña flecha de cobre. Todo esto junto a la empuñadura que mantenía decorados de bambú dibujados, siendo de algodón y cuero, comprobándolo al agradable tacto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con su sageo negro de igual manera lo acomodo en su cinturón, desenvainándola vio la hermosura de la hoja, la cual mantenía pequeñas curvaturas que separaban el filo del mune de la misma.
"Espero que se les de bien manejarlas, aunque con el bokken ya se veía la habilidad." dijo aun sonriente Luis, estando sentado en frente de la pequeña mesa de madera y es que todo esto sucedía en el patio de la residencia.
"Son increíbles." dijeron al mismo tiempo los chicos, como siempre el mas alegre siendo Rabian. Envainándooslas al mismo tiempo.
Luis de las Rosas, solo los miro, rebosando de un orgullo y felicidad indescriptible ahora mismo para el, y no era para menos pues al frente de el estaban sus dos hijos, que parecían hasta prodigios de lo habilidosos que eran. Recordando por un momento a Ceferino, sin saberlo solo toco y apretó aquella gran cicatriz.
"Realmente se han esforzado demasiado y son dignas de tenerlas, ¿Quieren probar su filo?" propuso alegre mientras se levantaba, al instante cruzando sus miradas Rabian y Seccius con lo que era un creciente sentimiento de competencia.
...
...
...
"Bueno, aquí estamos." Dijo Cristal con sus amigos desde la infancia. Seccius Dalmiro y Rabian de las Rosas miraron o admiraron junto a su amiga Ana Cristal Castillo, la entrada de aquel imponente edificio, de un color al parecer vino tinto poseyendo hasta cuatro pisos.
Simplemente gigante, admirable, siendo la segunda escuela militar mejor valorada a nivel mundial, donde se formaron grandes figuras como serian los padres de los dos hermanos.
"Mejor entremos de una vez." despertó antes que nadie, acomodándose su confiable sombrero fedora de tinte gris, mientras los demás empezaron caminar de igual manera.
Siendo la vista de uno que otro del lugar, simplemente ya que muchos podrían reconocer a Rabian, llamando la curiosidad el hermoso ninjato del pelo negro o sencillamente fijándose distraídamente algunos chicos en Cristal.
"El de fedora se ve increíble." escucho Seccius, sin darle importancia las miradas, pues aun seguía pensativo en algunas cosas.
"Si, lo se, el arma que posee tambien lo es. Pero, aquel se ve de igual manera habilidoso." susurro a su amigo el chico alterado ligeramente por los nervios.
"Acaso ese... ¿No será un bendecido?" pensó otro de la multitud, el cual aun no había pasado los altos muros de la academia, solo viendo la espalda y katana de aquel pelo blanco.
...
Ya en el gigante auditorio, los mil participantes esperaron pacientemente aquel que daría las explicaciones de la supuesta gran prueba, en el tiempo varios siguieron murmuraron.
"Buenas a todos en esta mañana." hablo la voz raspada y serena, callando en instantes a los adolescentes, que lo miraron reconociéndolo varios como Lamentación un gran activo en la fuerza militar o Armada del país.
"¿Ese no es, el que alguna vez casi acaba el solo, con un maldito?" susurro la pelo negro, asintiendo Rabian, mientras Seccius solo guardando silencio, apretando sus puños sin realmente el saber la razón.
"Empecemos." dijo, notando la impaciencia de algunos y la atención de todos. "Numero 1: todos tendrán que ir ordenadamente a la sala de armamento de la escuela, ya sea que tengan un arma como un tanto o no, se le dará alguna o la que pida, sencillamente todos pasaran por ahí."
"Numero 2." indico con sus dedos. "Pasaran al campo de entrenamiento, o mejor dicho la mini ciudad donde se hará la prueba, hay 4 en total, ha cada uno se les asignara su lugar en la sala anterior."
"Numero 3." expuso tres dedos, no cambiando su mirada. "Ahora diré como será esta prueba física. Sera prácticamente una carrera de un 1 Km, donde tendrán que sortear algunos obstáculos y llegar a la otra punta de la urbanización, todo esto en 5 minutos o estarás fuera. No se permite sabotear a nadie y es individual."
Terminando de explicar la prueba, varios se sorprendieron y otros solo aumentaron sus nervios e inseguridades.
"Vaya que hay que ser rápido, resistente y audaz." analizo Seccius, aun así no temiendo nada. Habría que ver como serán esos obstáculos.
"Facil." susurro alguien entre los adolescentes, recibiendo casi todo tipo de miradas, no borrandose su sonrisa relajada o... ¿Desafiante?
"Numero 4." hablo nuevamente el vice almirante o mayor general, captando las miradas. "Por ultimo, se hará una evaluación escrita. Vayan en orden, columna por columna y esfuércense." Termino, dando una despedida con la mano se retiro del auditorio. Comenzando a sonar el timbre para ir al deposito de armas.
"Seria interesante ver el armamento de kitetsu." dijo Rabian con una sonrisa emocionada.
"Es posible que no nos volvamos a ver por ahora, cuídense y no me decepcionen." dijo con su sonrisa, levantándose mientras se despedida, encendiendo una ligera molestia en Rabian por lo ultimo.
"Creo que eso debería decir yo." susurro mientras se levantaba, mirando ahora a Seccius con una sonrisa. "Arrasemos con esto, te veo en casa." dijo comenzando a caminar.
"Si." solo dijo, de igual manera sonriendo. Ganándose algunas miradas negativas que nada le importaban.
"Sera divertido, y un buen reto... No fallare." deambulo en su mente, resonando lo ultimo con decisión en su cabeza mientras observaba su ninjato.