La vida solo es una, podemos disfrutar de ella todo lo que deseamos pero la maldad del mundo puede llegar a acabarla en un instante, quedando en el limbo entre la vida y la muerte, deseando tener la oportunidad de vengarte de aquel que apagó la llam...
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Londres- 5:30 a.m
En la oscuridad más profunda de un callejón, arenas doradas se hacen presentes en un torbellino que termina por formar el cuerpo de una mujer de blancos cabellos, Megan había llegado a la ciudad de Londres por una nueva orden de su Dios. Las luces aun iluminan la noche, sus vestimentas urbanas fueron reemplazadas por la de culto a Anubis; frente a ella, el lugar en el que debe entrar para realizar la misión que su Dios le ha encargado. Haciendo girar su lanza, dio un golpe al suelo con la punta de este, generando una extraña onda "electromagnética", provocando que las luces de la cuadra parpadearan y aquella chica desapareció en un torbellino de arena para finalmente aparecer dentro de la Galería Nacional de Londres, acercándose en silencio hacia el guardia de seguridad que estaba tomando un café.
Acercándose con sigilo, se posicionó de cuclillas y pasando lentamente de lanza a través de su cuerpo, hizo un extraño movimiento parecido al de incrustar una llave en una cerradura. El guardia dejó caer su café y su cuerpo cayó al suelo dormido, roncando mientras que el café hace el trabajo de manchar su uniforme. La de la mascara de Anubis lo observó fijamente por unos segundos y luego se acercó al tablero de control de las cámaras, programando su actualización de 5 minutos.
Viendo una de las cámaras, ve que está se apaga mientras que todas las pantallas se ponen en negro con letras que dicen "actualizando"; sin segundos que perder, rápidamente fue la exposición del antiguo Egipto, acercándose a la vitrinas que muestran antiguas escritura, buscaba algo con detenimiento sin embargo no estaba allí. Pasando al depósito, abrió las puertas de este y observó otras futuras exposiciones, viendo más papiros viejos y tablillas; buscaba con la mirada, levantando tapas de algunas de las cajas pero nada, no había nada, ¿acaso la intuición de su Dios había fallado?, no, no puede y no debe de dudar de él. Recorrió el lugar con la mirada y antes de que pudiera seguir, escuchó unas puertas cerrarse a solo unos metros de ella. Rápidamente observó y pudo ver a un hombre salir con la mirada puesta en varios lados. Maldiciendo en silencio, quiso ocultarse pero aquello le salió bastante mal. Al retroceder, no se dio cuenta de la escoba que se encontraba allí posicionada de una forma en que al caer provocó un sonoro escándalo.
Aquel sujeto miró con miedo en dirección al sonido pero no vio nada más que la escoba tirada en el suelo.
-¿H-Hola? ¿Alguien está allí? -dijo el hombre en un tono ya nervioso por el silencio del ambiente- Ay cielos, este lugar realmente es tétrico por las noches...
Los ojos de la chica se entrecerraron un poco, viéndolo alejarse del lugar de donde se encontraba oculta, había algo en él que no cuadraba y su lanza se había puesto vibrante al momento en que ese sujeto apareció.
¿Qué es lo que tiene?
Antes de que pudiera indagar más en el asunto, una presencia poco agradable se sintió en el lugar, sus elegante caminar se hizo sigiloso y subiendo en uno de los pilares ya fuera de aquella bodega, observó con detenimiento los movimientos asustados de aquel hombre, escondiéndose detrás de una de las vitrinas expuestas en la gran sala. Sus ojos desviaron su atención al ser mitológico que se encontraba acercándose al pobre hombre.
