XIX. Adiós, Cair Paravel

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ADIÓS, CAIR PARAVEL







Alyssa no pegó ojo en toda la noche. El millón de pensamientos que no abandonaban su cabeza le hacían imposible siquiera pensar en dormir.

No recordaba haberse sentido así jamás. Ni tan siquiera la última vez. No tendría que haberse permitido ese momento de debilidad. No tendría que haberse dejado llevar, olvidando toda precaución, únicamente pensando en Peter. ¿Podía decirse siquiera que había pensado? Alyssa lo dudaba.

Le había absorbido. Peter le hacía sentir que, realmente, nada más importaba. Nada más existía.

Ojalá no fuera así.

Alyssa dejó escapar un sollozo y golpeó la almohada más cercana, llena de frustración. No podía escapar de aquello. Semele se lo había explicado mucho tiempo atrás, pero lo recordaba a la perfección a pesar de lo transcurrido.

«—Conoces la historia de cómo Ember y yo llegamos a Narnia —le había dicho, tras llevarla hasta el bosque cercano a Cair Paravel. Sus visitas no eran frecuentes y, en las raras ocasiones que visitaba la capital, nunca permanecía allí por mucho tiempo—. Pero ¿alguna vez te he hablado de cómo nos convertimos en la Guerrera y Defensora de Narnia?»

Siempre hacía eso. Al contrario que todos los demás narnianos, todas las escrituras, que siempre se referían a ellas como la Defensora primero y la Guerrera después, Semele siempre nombraba a Ember primero. Era una de las tantas cosas que Alyssa había aprendido de ella con el tiempo.

Sabía que el vínculo de Semele y Ember había sido poderoso y no únicamente una fuerte amistad, porque les había unido la misma magia de Narnia. Eran hermanas en la lucha, soldados tan compenetradas que la idea de enfrentarse a ellas en conjunto aterraba al más valiente.

«—Apenas llevábamos unas semanas en Narnia. Las dos nos habíamos quedado juntas, después de ser atrapadas aquí. Aslan nos prometió que ningún mal nos sucedería: solo que ahora formábamos parte de este mundo y no podríamos regresar al nuestro. Recuerdo llorar en las primeras noches. Ember también lo hacía. En aquel momento no éramos nada de lo que nos convertimos. Éramos dos niñas asustadas, más jóvenes de lo que tú eras cuando llegaste aquí, y no sabíamos qué hacer.»

WARRIOR BLOOD | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora