XII. Hasta el final

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HASTA EL FINAL







Alyssa se sentía orgullosa de decir que, por mucho miedo que le dieran las alturas, era capaz de montar en grifo y no quedarse paralizada de terror. De hecho, le gustaba la sensación, aunque prefería que su montura no hiciera piruetas. Después de varias caídas desde poca altura, había demostrado ser capaz de usar su látigo sin derribar al grifo y, por extensión, a ella misma.

Gracias a las lecciones de Semele, que le había hecho practicar contra otros soldados del ejército, había aprendido a desarmar y reducir a sus adversarios. Una única vez había perdido en uno de esos duelos y había porque había peleado contra la propia Defensora.

Había tenido que aprender a montar con la armadura, a usar el arco de manera aceptable y a acostumbrarse a su montura, que respondía al nombre de Tormentaveloz. El grifo, aunque reticente al principio debido a la torpeza inicial de Alyssa, había terminado accediendo a permitir que le montara.

—¡Una vuelta más y terminamos!

El grito de Semele motivó a Alyssa, que aferró con mayor fuerza su látigo y miró al frente, nunca abajo. Peter le había preguntado, al ver sus progresos, cómo era capaz de volar pese a su pánico a las alturas.

Bueno, era fácil. Nunca mirar abajo y cerrar los ojos en las caídas bruscas. Alyssa lo estaba llevando bastante bien y Tormentaveloz, que había notado bastante rápido aquella fobia, se encargaba de no hacer caídas en picado ni giros en los que implicara que Alyssa se colocara cabeza abajo.

Ella se lo había agradecido siguiendo cada una de las peticiones del grifo de no arrancarle plumas ni desordenarle el pelaje. Había tenido que aprender a sentarse de una forma bastante concreta, pero finalmente, jinete y montura habían hallado el equilibrio.

—¿Preparado, amigo? —susurró Alyssa, observando al número de soldados que se iba colocando en sus lugares en el ejército.

Era una práctica para todos, pues no sabían si la bruja contaría con criaturas voladoras en su ejército y debían prepararse para ellas, puesto que los arqueros podían no ser capaces de librarse de todas ellas instantáneamente. Alyssa y Tormentaveloz, por otro lado, se preparaban para derribar a tantos enemigos terrestres como fueran capaces.

WARRIOR BLOOD | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora