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—¿Dedal?

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—¿Dedal?

Changbin suspira a la vez que palmea la espalda de Minho. Al parecer ni siquiera yo entiendo qué sucede. ¡Oh! Bueno, sí entiendo a qué se refiere, pero... ¿por qué demonios utilizó la palabra dedal? No tenían absolutamente nada que ver. Jeongin se queda callado un momento, observando a algún punto del lugar sin rechistar. Yo, mientras, estoy serio con mis cabellos cayendo por la frente; pensando en realidad qué demonios estaba sucediendo.

¿Ven? Es un maldito problema que alguien te guste. Todo te parece mágico y todo una decepción. Por eso, siempre tuve el plan de alejarme. ¡Claro! Lo hice con Jeongin. Pero el castaño siempre iba a donde yo, o siempre nos encontrábamos. Por eso intenté, y al final, terminé cediendo.

Minho gira la cabeza y abre la boca después; supongo que quiere decir algo. Sin embargo, Jeongin sus belfos se han adelantado.

—Ah, ¡Minho hyung! Usted siempre tan raro. Ni siquiera sé por qué me he puesto a hablar con ustedes si ambos son un dolor en mi pobre cabeza —me he quedado anonadado al escuchar su voz cambiar a un tono enojado—. ¡No! No, y tú, Chan. Siempre tan agresivo, mejor me voy. Mi presencia les molesta.

Dicho esto, se pone de pie y empieza a caminar hasta donde estaba. Minho tiene su boca abierta, y sus cejas se hacen hacia abajo. Changbin está inexpresivo mirando todo desde su lugar y yo solamente me pregunto, de nuevo, ¿qué demonios está pasando?

Espero no haber sido el único que notó ese cambio de actitud tan errático. Literalmente, fue como un golpe en la cara y en mis expresiones.

—¿Le diste un dedal?

La pregunta me hace rodar los ojos y le niego. Minho era inteligente, a veces. En cosas simples realmente buscaba lógica, pero si no la encontraba, se confundía un poco. Tal vez a ese grado ya tenía una ligera sospecha, pero no del todo. Por otro lado, Seo Changbin mira al pálido y le sonríe, para después verme y hacer lo mismo.

Estoy absorto. Es decir, Jeongin actuó más raro que cualquier vez. Primero siendo una tierna oruga y de repente, ¡BAM! ¡ORUGA ASESINA! Me tomó por sorpresa, a todos igual.

—No, Minho. Le di una aguja —respondo. Él se me ve raro y le doy un golpe en el hombro—. Él habla del beso.

—¿Ah...? —procesando información—. ¡Ah! —Ejecutando órdenes—. ¡Ya entendí!

No era tan difícil de entender. Observo a Changbin y él está pensativo.

—¡Vamos! —Changbin gruñe para sí mismo—. Sé que he escuchado eso en otro lado.

A mi mente se ha venido la película de Peter Pan. Aunque, de todas maneras, eso era cierto, no tenía sentido. ¿Qué relación había entre esa película y lo que teníamos? Bueno... En realidad, no teníamos absolutamente nada. Tan sólo un beso de por medio. De alguna manera eso logró bajarme mis ánimos, aunque no lo demostré. Tan sólo asentía para alguien o algo que nunca llegó.

Entendía a Jeongin.

—¿Entonces le gustó el beso o no? —cuestiona Minho con las manos en la cintura.

Intentaba entender a Jeongin.

—¡Peter Pan! —exclama Changbin con las manos arriba. Su mueca cambia y observa a Minho—. Creo que sí le gustó... Pero, ¿qué tiene que ver Peter Pan con esto?

Lo intentaba.

Pero nunca lo lograría. Desearía que, por una vez, mantuviera su boca cerrada. Y que ese dedal no me diera alas.

 Y que ese dedal no me diera alas

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