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Fire and Ice Dragon
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En la fortaleza rojo todos se preparaban para celebrar el torneo en honor del futuro heredero del Rey, lo cual era un evento sumamente importante, o eso pensaba la mayoría.
Por los pasillos de la fortaleza roja se encontraba caminando una joven de piel clara, ojos grises y labios rojos que hacían la perfecta y exacta forma de un corazón.
Cleissy Stark había pasado los últimos años junto a su padre, que era uno de los miembros en la mesa de rey, y la experiencia le había resultado fascinante, ella solía burlarse de sí misma al encontrar refrescante el agua hirviendo, en lugar de esos baños de hielo que tanto disfrutaba al lado de su madre, claro que si le ofrecían uno lo aceptaría al instante.
Desde su llegada se había hecho cercana a la reina consorte, Aemma le parecía una mujer delicada y elegante, con un temple de hierro si hacía falta, pero sobre todo, amor ciego por su esposo.
La reina en persona había terminado de pulir la elegancia nata de la joven de Winterfell, convirtiéndose así en su dama de compañía, ambas solían reír ante el apodo por el que se le conocía, la delicia de los negros, por los siete, era como si su persona se convirtiera en un postre.
Claro que al ser cercana a la reina, lo era a su hija, y la dama de esta, Rhaenyra admiraba a Cleissy, solo aceptaba tomar sus clases de etiqueta de boca de la mujer, pues lo volvía algo ligero y ameno, incluso la joven Hightower sentía un profundo respeto y aprecio por la mujer de nieve, que muchas veces la socorrió cuando los cambios de una mujer la embargaron, se había convertido en una especia de madre joven para ella.
La belleza de Cleissy no paso paso desapercibida a los miembros de la corte, especialmente la mano de rey, Otto consideraba a esa joven doncella como la flor más delicada del mundo, sentía un inmenso deseo de protegerla, y lo demostraba, a menudo le hacía regalos, como vestidos, perfumes, y libros, pues era bien sabido su apetito por el conocimiento.
Sin embargo, Rickard había dejado en claro que no entregaría a su hermosa hija como esposa a ningún miembro de la corte, especialmente a Hightower, que era sedicioso, y había una característica única de los Stark, su honor.
El rey volvía a sus aposentos para visitar a su esposa, que estaba próxima por dar a luz, cuando la vio reír, todo gracias a la joven Stark, que se encontraba acomodando almohadas para la fatigada reina.
―Ruego a los dioses, me libren de este dragón. ―dijo con poco aire la reina.
―Pido a los siete cada noche por usted y nuestro príncipe.
―¿Lo haces Cleissy? ―siguió sonriente la futura madre.
―Cada noche majestad.
―Viserys está seguro de que tendremos un varón, pero he tenido tantos abortos, llegar hasta aquí ha sido difícil, temo que nazca siendo mujer Cleissy, perderé al rey si eso sucede.
