Capítulo 10: La vida es más bonita a tu lado

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Punto de vista de Kim Hongjoong

En el mismísimo instante en que el filo de la navaja se hundió tan solo un poco en mi piel y la sangre brotó, recordé mi última recaída.

Hacía ya más de medio año de ello, en mi primera cita con Mingi. Recordé las ofensas de esos homofóbicos afuera del cine, pero me di cuenta que aquellas palabras ya no me atravesaban el pecho como antes. ¿Qué estaba haciendo? ¿Echaría a perder todo mi esfuerzo por algo tan estúpido?

Recordé a Vernon en el cementerio, diciéndome cuánto había notado mi cambio con el paso e losaños.

Recordé la carta de Baekhyun, en dónde me pedía seguir adelante.

Seguidamente, las palabras de Mingi vinieron a mi cabeza.

"Tienes muchas más razones que yo para no lastimarte"

Con ello fue que, finalmente, pensé en mí mismo, y en las veces en que me juré no volver a lastimarme.

Inmediatamente solté la navaja y la arrojé a un lado, apresurándome en cubrir la herida con mi propia manga. Había sido un leve corte, pero aún así brotaba algo de sangre debido al filo.

"No voy a hacer esto. - Pensé para mí mismo. - Soy más que esto."

Me levanté rápidamente de allí para salir del cubículo, ni siquiera molestándome en analizar mi aspecto en los espejos y saliendo de los baños.

Caminé por el largo pasillo, sujetando la herida en mi muñeca con mi mano libre. No quería ir al salón y alertar a todo el mundo, por lo que decidí caminar hacia mi suite, en dónde guardaba el botiquín de emergencias. Pero justo al doblar una de las esquinas, choqué de frente contra el pecho de alguien.

¡Mierda! - Exclamé de sorpresa al caer de directamente de culo al suelo.

¡Nene, lo siento! - Aquella voz grave me hizo levantar la vista. Mingi me miraba con preocupación mientras extendía una mano hacia mí. Mis ojos se aguaron instantáneamente y él lo notó. - Nene, ¿estás bien?

No lo soporté más, verlo allí, vestido con ese impecable traje negro y aquella expresión de cuidado me hizo sentir como solo él lograba: pequeño. Simplemente solté todo el llanto desgarrador que estaba ocultando. Me sentía un idiota.

El hombre se arrodilló rápidamente a mi lado, tomándome en sus brazos para abrazarme. No pude evitar aferrarme a su espalda para llorar desconsoladamente en su hombro, finalmente liberando aquel dolor que llevaba acumulando días.

Lo siento. - Susurré.

Nene, me estás preocupando, dime qué pasa. - Dijo mientras me acariciaba la espalda.

No me sueltes, por favor. - Murmuré aferrandome a su ancha espalda. - No me sueltes.

Nunca lo haría, mi amor. - Cerró sus brazos con fuerza en mi cintura.

¿Me amas? - Pregunté de repente. Era una pregunta completamente tonta y más para aquel momento, pero era lo que necesitaba escuchar en ese instante.

Más que a nada en el mundo, ¿tienes dudas de eso? - Se separó de mí suavemente para tomar mi rostro con sus grandes manos, las cuáles cubrían casi toda mi cara. - Te amo muchísimo.

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