Make It Right. (Michael Jackson y Tu)

8. Mentiras Necesarias

Carajo...

—Pierre, cariño— intenté sonar lo más despreocupada posible.

—Hey, cariño— respondió —no quiero parecer el tipo de novio que controla o se pone celoso, pero... ¿Estabas esperando una llamada de alguien llamado Michael?

Maldición, otra vez.

—Sí, es un posible inversor. Estaba en conversación con él, pero la llamada se cortó, así que supuse que estaba devolviendo la llamada —no me agradaba mentirle, pero por ahora era necesario.

No entendía bien por qué Michael hizo lo que hizo y si era arriesgado que más personas lo supieran. Por ahora, hasta tener más información, esto solo quedaría entre él y yo, y claro, Andrew.

—Oh, entiendo. Lo siento, cariño —sonaba genuinamente avergonzado.

—No te preocupes, no tuve dudas sobre ti —suspiré, frustrada conmigo misma—. Aunque estoy contenta de que llamaste, no he podido dormir bien, esta casa es demasiado grande.

—Lo imagino. Tendrás que acostumbrarte. Tomará tiempo, pero mientras tanto, disfruta —contestó— ¡Hermosa! ¡Has logrado uno de tus mayores sueños! —Su entusiasmo era contagioso, aunque él no supiera que había alcanzado uno de mis mayores sueños, y no me refería al rancho.

—Tienes razón —asentí—. Solo debo acostumbrarme, pero extraño verte. Espero tener algo de tiempo para ir a visitarte.

—Yo también te extraño, pero no te preocupes. Encontraremos una solución y podremos vernos antes de lo que crees.

Noté una posible insinuación en su comentario, pero no quería dejarme llevar por la ilusión. Continuamos conversando sobre diversos temas, y finalmente, con el reconfortante murmullo de su voz al otro lado cantando una canción de cuna, logré quedarme dormida.

Me despertó el ruido que llegaba desde abajo. Por un instante me asusté, pero al despertar completamente recordé que había acordado con Morgan seguir organizando los muebles. Suspiré, me levanté estirándome y apreciando el hecho de que había tenido una buena noche de sueño.

A pesar de estar en mi pijama, descendí las escaleras y me encontré con Morgan y varias personas moviéndose alrededor.

—¡Oh, hola! Buenos días —me saludó mientras impartía algunas instrucciones y luego se acercaba a mí—. No quise despertarte, sé que no has estado durmiendo bien. —Me ofreció una taza de mi café con leche, mi favorito.

—Buenos días —sonreí y dí, un sorbo al café—. Sí, pero anoche dormí tan profundamente que olvidé que habíamos planeado comenzar temprano con la decoración.

—No te preocupes, avancé un poco con lo que habíamos discutido que querías.

Definitivamente no me equivoqué al elegirla como mi asistente. Además de ser muy eficiente, se había convertido en una de mis mejores amigas y confidentes. Me sentía mal por ocultarle un secreto tan grande.

Dejando de lado esos pensamientos, disfruté de un desayuno rápido y luego me puse a trabajar en la distribución de los muebles y la decoración. Una vez terminado por el día, dimos a las personas que nos ayudaban el resto del día libre, así que nosotras nos quedamos para añadir algunos toques decorativos que no requerían la fuerza de más personas.

—Por cierto, ya hablé con Frank acerca de la inspección y el dinero que nos devolvieron —mencioné—. Le alegró saber que tendremos más capital, pero me pidió un informe o un avance del plan para recaudar fondos.

—Por supuesto, Gracie. Estoy segura de que puedo preparar un informe sólido para Frank —respondió Morgan, su voz sonando segura y decidida.

Observé a mi amiga con una mezcla de gratitud y preocupación. Era increíble cómo siempre estaba allí para apoyarme en cada paso de mi vida, pero también sabía que ocultarle la verdadera historia detrás de la compra del rancho estaba comenzando a pesar sobre mi conciencia.