27. Té con leche

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"Habrá mucho tiempo para enseñarte en el futuro"

Jiang Ran estaba emocionado cuando lo escuchó: —Está bien, está bien. 

Tan Ye no pudo evitar levantar los ojos: —Tan emocionado, parece que realmente quieres aprender ahora. 

Jiang Ran: —Por supuesto. Todavía falta un año para el examen de ingreso a la universidad y mis calificaciones siempre han sido bajas que, naturalmente, ser rápido es lo mejor. 

Cuando Tan Ye escuchó esto, también se había llenado de expectativas sobre este asunto. 

Pero, por supuesto, no podía decirle a Jiang Ran por lo que estaba pasando, así que tosió levemente: —Fuiste tú él que dijo esto. 

Un signo de interrogación salió de la cabeza de Jiang Ran. 

Por la tarde lo descubrió. 

Al principio pensaba que empezaría la próxima semana, pero no esperaba que comenzaran hoy. 

Justo después de comer al mediodía, Tan Ye sacó un examen que había escrito en la estantería, que hizo en su primer año de escuela secundaria. 

Habían rastros de corrección en este examen. 

Tan Ye se dio cuenta que las calificaciones de Jiang Ran eran peores de lo que normalmente veía, porque incluso se equivocaba en algunas cosas tan simple. 

—Este examen lo hiciste tú —dijo, y miró a Jiang Ran: —¿Aún lo recuerdas?. 

Por supuesto, Jiang Ran negó con la cabeza: —No la recuerdo. 

Había pasado mucho tiempo, por lo que ni siquiera recordaba cuándo hizo el examen, y mucho menos las preguntas que había hecho. 

—Entonces, comencemos con este examen. 

Jiang Ran asintió: —Bueno. 

Tan Ye no le pasó el examen, pero copió algunas preguntas con respecto a este tema en un borrador. 

No muchos después, la tía Sun trajo un plato de frutas cortadas. 

Al ver que Tan Ye le estaba enseñando a Jiang Ran, se sorprendió. E inmediatamente, cambió su impresión de este estudiante que se veía un poco desordenado. 

—Aún están frescos —la tía Sun sonrió felizmente: —Si quieres algo, solo llámame. 

Jiang Ran respondió obedientemente: —Gracias, tía Sun. 

—No los molestaré. 

Había palillos junto a la fruta. 

Tan Ye insertó un palillo al azar, sobre un trozo de melón: —No te compliques, primero come y luego escribe. Come cuando debas y escribe cuando debas. 

Jiang Ran lo estaba escuchando demasiado en este momento. 

Había sandía en el plato de frutas, tomó un trozo y se lo llevó a la boca. 

Los dos estaban tan cerca que Tan Ye vio fácilmente la boca abierta de Jiang Ran, la punta roja de su lengua envolvió la sandía. Ambos colores obviamente eran muy similares, pero claramente se podían distinguir.  

Por un momento pensó ver a Dios. 

—¿Qué pasa? —Jiang Ran agitó la mano. 

—No es nada —la voz de Tan Ye se volvió pesada. Esta vez eligió un trozo de sandía, estaba frío y sintió la misma frialdad en su estómago. 

UN B3SO, UN4 PREGUNT4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora