𔘓 ﹕𝘮𝘶𝘦́𝘳𝘥𝘢𝘨𝘰 𝘺 𝘴𝘶𝘦́𝘵𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘧𝘦𝘰𝘴

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cute  krbk   ☆  


─Espero hayan muchos muérdago en la casa de Mina

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─Espero hayan muchos muérdago en la casa de Mina. Digo, para darte un montón de besitos.

Kirishima comenta, con ganas de fastidiar con su melosidad intencional a su penoso novio, picando la mejilla del cenizo cómicamente, para variar, sin dejar de caminar, con sus manos unidas y sus dedos entrelazados como toda terrible pareja cursi que en algún momento Katsuki rechazaba ser pero mirenlo ahora...sometido por el poder del amor.

─Estoy seguro que habrá. Y no tendrás oportunidad de siquiera darme un pico, cabrón. —Katsuki aprieta el agarre entre sus manos. —Mina y Sero ya nos habrán ocupado el puesto. Sabes lo puto cursis que son ese par. Ugh. —Hace una acreedora expresión de desagrado ante la breve imágen de esos dos dándose cariño.

─No entiendo porqué te da asco. Tú y yo compartimos suéteres de navidad en pareja ahora mismo, amor mío. —Hace una pausa y sonríe, observando su perfil divertido. —Si eso no es cursi, no sé qué sea. —Y se encoge de hombros, apretando el centro del abrigo de Katsuki, provocando que se encienda una lucesita de color rojo. La naricita de Rodolfo.

Katsuki aprecia con desdicha la cara de Eijiro, aquella que pone cuando siente que ha ganado algo.

Convencer a Bakugo Katsuki de hacer algo cursi y lindo por él.

Calla enfurecido. Lo atrapó. Y busca una manera de responder a eso, que sea lógica y no contenga ningún tipo de insulto que de a entender lo perdidamente enamorado y sumido que está por él.

—Hace frío, idiota. —Mira de reojo con sus mejillas enardecidas, y ve que Eijiro se le ríe en toda la cara, obligándolo a agregar algo más porque no se compra su pobre mentira a pesar de ser un bobo con dos neuronas que apenas se conectan cuando se trata de sexo. —Por mi lado el único ridículo llevando esto habrías sido tú, pero mis abrigos por alguna extraña razón no se encuentran en mi casa. —Hace énfasis en lo último dicho, y apunta a la paleta de ojos igual a los suyos con desaprobación.

¡Eijiro se ha adueñado de todos sus abrigos! y eso que no llevan tanto tiempo saliendo. Cinco meses aproximadamente.

—Ayy, lo hubieras dicho... ¡ABRAZOOO!

Sin detener el paso, Eijiro lo abraza, encarcelando su cuerpo y juntando su rostro a sus mejillas, dándole besitos que a decir verdad, era de lo más lindo, pero están en la calle, donde todos los ven y el pobre cenizo se muere de la pena.

—¡Ya! ¡para! lambon de...

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𝐇𝐄𝐂𝐇𝐎 𝐄𝐍 𝐂𝐀𝐒𝐀【krbk】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora