𔘓 ﹕𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘧𝘳𝘪𝘢𝘴

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୭ৎ


cute  krbk   ☆  



—Eijiro, tengo las manos frías

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Eijiro, tengo las manos frías. —Katsuki comenta, sacudiendo sus manos entre sí en un triste intento de calentarse, acercandolas a su boca para tirar aire caliente que ayuda un poco a su malestar. No sirve de nada igual.

—¿Y qué quieres que haga? —le responde indiferente.

Vaya.

Con que en esas estamos.

—Wow ¿Dónde está mi niño tierno y amable? —Katsuki sigue acariciando sus manos, sonriendo ante tal cambio de humor en su prometido.

—Se fue. —Eijiro ni se inmuta en verlo, y sigue rebuscando entre los percheros de aquella tienda de ropa la camisa tan afanada que quería desde hace tiempo. —Y ya no volverá.

Alarmantes declaraciones.

Pero Katsuki aguanta como un campeón la risotada.

—Pero estaré triste si mi bebé no está...voy a extrañar su linda risa, su sonrisa preciosa, sus chistes tontos, su eterna conversadera...

Eijiro, aunque se encuentre pendiente de buscar su ropa para navidad y fin de año, escucha con cuidado cada palabra que sale de su casi esposo.

—Pues tu te lo buscaste.

Pero él no es fácil.

Por supuesto que no.

No se iba a dejar seducir tan fácilmente aunque sus palabras hayan ocasionado un vuelco en su delicado corazoncito de melón.

Y claro que esto no le gusta.

¿Pero qué puede hacer? ¡Está que se lo lleva el diablo! No quiere hablar con Katsuki, pero tiene que aguantarselo porque han decidido salir juntos y todo empezó a medio camino, cuando estaban buscando los alimentos que faltaban para la cena de navidad y una pelea se formó a partir de no coincidir en si comprar el clásico pavo o un pollo, que salía más económico.

Luego los botaron por el escándalo ocasionado y han seguido su camino entre cortas discusiones y tensos silencios

Hasta ahora, donde a Katsuki le ha dado por comportarse tan infantil y tierno, seguro para relajar el mal ambiente que los envuelve a ambos, pero aún sigue corajiento, así que, si lo ama tanto, que se lo aguante.

—Yaa~ Ei. Mi niño~ no estes enojado conmigo. —Sorpresivamente se engancha de su cintura. —QUÉ. — Suaves caricias con los pulgares en la misma zona. —QUÉ ESTÁ PASANDO. —Bakugo se apega por completo, acercando su aliento caliente a la oreja del más bajo.

—Ya, sonríe, y te doy besitos ahorita y después cuando lleguemos a casa.

AFECTO EN PÚBLICO.

AFECTO EN PÚBLICO.

AFECTO EN PÚBLICO.

¿Este es el Katsuki Bakugo con el que ha estado saliendo durante siete años?

Se han llevado a su bonito bebé malhumorado y le han traído a su mejor versión.

Mejor que sea así. Se lo queda.

—Nos ven, Katsuki. —Realmente no quiere ser soltado, pero sabe que en alguna parte de ese hermoso hombre que lo rodea entre sus brazos, existe aquel pánico al ser vistos de una forma tan íntima.

¿Y qué quieres que haga?

Se la devuelve con patatas.

—Lo digo por ti. Tu eres el que odia esta clase de cosas.

—Mentira.

—Claro que sí.

—Entonces no estuviera haciendo esto...

Mete sin miramientos sus manos heladas debajo de la camisa de su bonito pelirrojo hasta ascender a los pectorales, los apreta con ganas, y llena con besitos lo que puede alcanzar del rostro del moreno que lo está poniendo más que duro con esa carita enojada que ha cargado en casi todo el santo día

Por suerte el lugar está desolado.

—Oye, oye ¿qué te pasa, Katsuki? —Despeinado y de buen humor cuestiona Eijiro, impresionado y a la vez avergonzado. Su novio introvertido acaba de hacerle uno de los besos más candentes de su vida.

—Te traigo ganas, amor.

—Pero estabamos peleados.

—¿Y? eso lo hace más caliente.

—...

—Vamos a los probadores.

—Katsukiii~ —Kirishima realmente no lo reconoce. Y se encoge de hombros tímidamente al ver que este se acerca y lo dirige a ya sabes donde para hacer el ya sabes qué.

—¿No qué tenías las manos frías? —Intenta desviar a Katsuki con algo, lo que fuera, aunque realmente no lo desea, porque le gusta mucho esto, pero a la vez Katsuki parece otro y sería como tener sexo con un desconocido. Su cerebro está hecho un lío ahora mismo y su corazón no para de palpitar como loco.

—No te preocupes, guapo, con lo que vamos hacer se me van a poner bien calientes. Ya no vamos a pasar frío.

—Katsuki...

—Mande.

—¿Y si nos descubren? —Sus manos juntas al tronarse los dedos torpemente, sus mejillas coloradas por el frío, o tal vez por el intenso momento. Y esos preciosos ojos de ciervo que siempre ha tenido su casi marido, le hacen tan solo recordar lo afortunado que ha sido este tiempo, y que una pelea absurda no arruinaría su séptima navidad juntos.

—Pues que se unan a la fiesta.

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𝐇𝐄𝐂𝐇𝐎 𝐄𝐍 𝐂𝐀𝐒𝐀【krbk】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora