𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐯𝐞𝐞𝐬

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Aún tenía muchas cosas que resolver respecto al apocalipsis, no creo que alguien más tengo la respuesta, pero necesito hablar con alguien de lo que viví, de donde estuve tanto tiempo, necesitaba una amiga, por otro lado Ocho esta muy débil como para intentar curarme con sus poderes, y necesitaba algunas puntadas en el brazo, así que serian dos pájaros de un tiro, así que aquí nos encontramos en el pequeño y deprimente departamento de Vania, mi mirada estaba fija en la espalda de Ocho quien revive unas pobres rosas secas en una maceta cerca de la ventana, cuando escuche la puerta del edificio abrirse y cerrarse, carraspee mi garganta para captar la atención de Ocho quien volvió su mirada hacia a mí y asintió, más que asegurarme algo a mi se que era para verificarse ella misma que todo iba a salir bien, no habíamos hablado del tema aun, pero se que en la academia ella compartió un momento con Vania y no había terminado bien.

Pocos segundos después la llave dentro d la puerta se escuchó para luego abrirse dando paso a nuestra hermana. Prendí la lámpara que tenía a un lado para que notara mi presencia, logrando que respondiera con un pequeño salto.

-¡Cielos!

-Pon seguros en las ventanas-Me limite a responder, su mirada rápidamente se fijó en la figura de Ocho que aún nos daba la espalda.

-Vivo en el segundo piso-Contestó por fin con un suspiro dejando las llaves en el pequeño platillo en la encimera al lado de la puerta, y por fin desviando la mirada de Ocho, voltee a ver a esta última de reojo y estaba tomando la maceta de las rosas ahora completamente renovadas en sus manos y voltear en nuestra dirección.

-Los violadores trepan-Replique regresando mi mirada hacia Vania.

Por unos segundos nos miró a ambos escaneando a ambos con la mirada y después de un pequeño silencio atino a decir-Eres muy raro-Para después por fin cerrar la puerta y sentarse en el sillón de tres plazas frente a mi -¿¡Eso es sangre?!-Preguntó preocupada al notar las manchas en mi uniforme.

Volteé hacia mi mano unos escasos segundos pensando en que contestar, estaba intranquilo de tener tantas cosas en la cabeza, además de que nunca supe como hablar en serio con mis hermanos, no tuve esa oportunidad.

-No es nada-Dije finalmente.

-¿Qué haces aquí?

Y cuando estaba apunto de contestar su pregunta Ocho habló llamando nuestra atención-Este no es su lugar-Soltó caminando por detrás de Vania hasta llegar a la pequeña mesa que había a un lado y dejar la maceta con las rosas ahí-Ellas quieren vivir aquí-Concluyo para luego comenzar a caminar inspeccionando el departamento de Vania. Suspire y alejé mi mirada de Ocho, hacer eso no era de mi agrado pero en este momento tenía que hablar con nuestra hermana.

-Decidí que eres la única en la que puedo confiar-Hable, logrando que su atención fuera mía de nuevo.

-¿Por qué?

-Porque eres ordinaria...y me escucharas-Acepté aquello último aunque me costaba un poco hacerlo, no me gustaba que supieran que necesitaba hablar con alguien, que aquello que estaba por pasar no podía arreglarlo yo solo.

-Aguarda-Vania se levantó del sillón y caminó a lo que yo supondría que sería su baño, cuando pasó al lado de Ocho está ni se inmuto simplemente siguió en su extraña tarea de revisar el lugar.

Pocos segundos después Vania regresó con ,alcohol, gasas y cinta, para curar mis heridas en el brazo, arremangue mi uniforme mientras la veía y ella trataba de enfocarse en mi herida.

-¿Por qué Ocho no curó esto?

-Aun esta débil-Hable mientras veía a la mencionada, solo unos pocos segundos para luego devolver mi mirada a Vania-Apenas termino de curarse ella sola-Después de eso nos quedamos unos incómodos momentos en silencio-Cuando me quede varado en el futuro. ¿Sabes que encontré?

-No

-Nada, absolutamente nada.

Y aunque nunca lo admitiría confesarle aquellas palabras a alguien me afectaba más de lo que pensé, esa maldita palabra "NADA" atrajo a mi mente una ola de recuerdos del inicio de todo...

Del día que deje atrás mi vida como la conocía, el día que la deje atrás a ella.

Los escombros de la academia y el fuego que la consumen me rodeaban mientras yo daba vueltas en mi eje tratando de encontrar algo, alguien.

-Hasta donde sé, yo era el único ser vivo que quedaba.

Comencé a caminar entre los escombros, abatido por lo que estaba viendo, el mundo, lo que consideraba mi hogar, ya no existía, no había nada.

-Nunca descubrí que aniquiló a la humanidad.

Los cuadros tirados repleto del polvo causado por los edificios caídos, y entre toda la destrucción una cabina con periódicos dentro de el, intactos.

-Pero si encontré algo.

Saqué el periódico y leí atentamente lo que decía, el ultimo día de la publicación de este periódico, el ultimo día del mundo.

-La fecha en que sucede-No se como decir lo que estoy por contarle ni siquiera se como soy capaz de procesarlo aún, después de 45 años totalmente-El mundo acabó en ocho días, y no tengo idea de como evitarlo-Suelto finalmente y Vania se queda pasmada, Ocho se acerca a nosotros y se sienta junto a Vania.

-Voy a preparar café.

Tu otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora