capítulo siete

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MAYTE.

Abrí lentamente mis ojos cuando sentí los dedos de alguien tocándome el pelo. Miré y caché que era mi mamita haciéndome cariño pa' despertarme e ir al colegio. Anoche soñé con el hueón que me pegó en la cabeza con la pelota del colegio y soñé puras weas con él. No sé si es una señal o algo por el estilo, pero estoy segura que me saldrá hasta en la sopa.

—Hola.– me dió un beso en mi mejilla.

—Hola.— susurré con una sonrisa.— Y tú mamá, ¿despertándome así?

—La cabrita pesada, nunca más lo voy a hacer por tonta.— Te tengo que preguntar algo, Mayte.—Me dice la señora.

Fruncí el ceño y la miré atentamente preocupada, me acomodé en mi cama mientras mi mamá se sentaba en ella. Me senté con las piernas cruzadas para estar más cómoda.

—Mamá me estás asustando, dime luego la pregunta.— Le digo curiosa y con preocupación.

—Bueno hija, haré la pregunta sin pretextos.— Me dice mirándome.— ¿Quién es ese niño con el que estabas hablando ayer en la noche?— Me dice curiosa.

Me pillaron. ¿Ahora qué diré? Ya sé, mamá es un hueón que me pegó con una pelota, en estos momentos me anda puro molestando y tirándome indirectas para qué yo las acepté. Algo tranqui y piola.
Ni cagando le digo eso. Igual le diré la verdad, prefiero hacer eso, antes de mentirle a ella.

—Es un niño que me pegó con la pelota la otra vez en el colegio, es amigo de la pelación de la coco y desde que nos conocemos me anda puro molestando.— Le digo mientras la miro.— Igual me cae bien, pero odio que me haga enojar.

—Yo creo que le gustas.— Me dice de una manera directa.— Nadie viene en bicicleta hasta otra casa en la noche a visitarte y tirarte los palos. ¿Por qué sé eso? Porque escuche sin querer una parte de su conversación.

En ese momento quedé helada, mi mamá siempre tiene razón y puede que en esto también tenga razón. Sin nada que decir, ella volvió a hablar.

—Ya hija, anda a bañarte para que vayas al colegio. Acuérdate que hoy no hay clases por las alianzas.— Me dice.— Por mientras pondré la mesa para tomar desayuno rápido.

—Bueno, gracias mamita— Me fui al baño pa bañarme.

Al salir de mi casa, hice una mueca al ver que estaba muy nublado. Me detuve delante del paradero y me puse a pensar que posiblemente se pondría a llover. Ojalá que no, ya que justo hoy son las alianzas. Pensé en esperar la micro, pero en ese momento recibí un mensaje de la Constanza:

Amiguita querida, tendrás que irte sola para el colegio. Te amo.

Negué con la cabeza, divertida, y le contesté:

Coco, acuérdate que ayer me dijiste lo mismo, pero tienes que llegar, no quiero estar sola hoy.

Para asegurarme. Marqué su número tras dudarlo unos segundos y me llevé el teléfono a la oreja. Al segundo tono ya me respondió. Luego de hablar con ella, llegué al colegio. Sí, llegué caminando al colegio y algo muy maravilloso, es que llegué temprano.

En la puerta principal del colegio se encontraba la persona que menos quería ver. EL HUEÓN QUE ME PEGÓ CON LA PELOTA.
No tenía ganas de verlo, así que traté de pasar piola, pero lamentablemente el mino muy patudo me agarró de la cintura.

—¿Y tú? ¿Estás tratando de huir, preciosa?— Me dijo mientras me miraba a los ojos.

—¿Se nota mucho? Ahora suéltame— Le digo sarcástica.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2023 ⏰

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