Un salto de realidad

Primogénito de rosas, sobrino de espinas

¡Ahhhhhh! -Grito Bob colgando de la cortina de una venta, nadie le hizo caso, era un guardia un poco bobo.

-Por otro lado, más abajo, en el castillo, los guardias seguían conversando después de la cena de hace cuatro horas.

Eres un iluso Steve -Se mofó por lo bajo un guardia superior de la puerta.

No creer es para ilusos -Respondió ruborizado.

-En lo alto de la torre, el reloj del castillo daba su primera campanada, lo que indicaba que pronto sería media noche. Los pelotones de menor rango se encontraban en el ala este de la fortaleza listos para descansar en las barracas, en el ala oeste en las torretas se cambiaban los puestos de vigilancia, por último, en el ala norte la pesada puerta de madera era sellada hasta el amanecer, durante estas tres áreas del palacio no había más que ruido y quizá algo de sueño todo estaba transcurriendo como de costumbre y el ambiente era ameno.

-Sin embargo, otra era la historia en el ala sur de la fortaleza, podrías preguntar el porqué del silencio sepulcral o cuál era el fin de las expresiones de espanto en las pinturas dentro de los heridos pasillos de esa área, nadie respondería, ni el guardia de más alto rango se atrevía a pasar por los cuadros de historia, era como recorrer el campo de batalla y ver los rostros morados de tus compañeros sangrando por las orejas, jamás cuestionaron la historias de las islas, no con el emperador.

Ala sur del palacio - Habitación de guardia dorado

El titán tiene grandes planes para ti ¿Lo sabes? ¿Verdad? -Afirmó el emperador Belos sujetando con mucha firmeza el hombro derecho del guardia dorado. Tres guardias personales del emperador, incluyendo a Kikimora revisaban furtivamente la habitación del rubio.

-Hunter solo asintió decaído con la mirada hacia abajo, sin embargo, con la máscara de guardia dorado no le permitía demostrar ninguna clase de semblante. Lo único en lo que pensaba es en que Flapjack no volviera al castillo en ese momento.

-Uno de los guardias se acercó por el otro costado del emperador casi cerca de la máscara y entre susurros dijo- No encontramos nada raro, emperador.

-Belos frunció el ceño esperando alguna otra información, y ni con sus mejores guardias pudo encontrar algún material que le dé razón al extraño comportamiento de Hunter- Retírense.

-Kikimora salió casi exhalando humo por los oídos, matando con la mirada a Hunter, él hizo caso omiso a la amenaza, tenía mayores problemas en ese momento.

Siéntate -Exclamó el emperador con el tono más agridulce que pudo haber usado.

Yo tomé una responsabilidad que no me correspondía, mis acciones y esa responsabilidad salvaron a miles -Dio dos pasos hacia el frente, Hunter estaba sentado en su cama juntando sus manos con frustración, no podía ni iba a comentar nada de lo que él opinara. Esa era su rutina diaria, el emperador hablaba consigo mismo y escuchaba lo que sabía que quería escuchar.

Eres el futuro de las islas y necesito que lo comprendas...

-Estaba harto, cansado de escuchar la misma cantaleta de siempre. No planeaba ser su sucesor, deseaba ser libre de esa vida que se le impuso hace mucho tiempo. Pero aquí iba la parte que más le dolía.

Tus padres, la magia salvaje los asesino antes de que los pudiera salvar en aquella fatídica noche. Eran como mis hermanos, tú eras tan indefenso. Sin mi estarías viviendo una vida miserable en algún orfanato ¿Eso es lo que buscas?

No tío...

Hunter... -Su voz le causaba escalofríos.

-Belos se acercó aún más a Hunter dispuesto a sacarle la máscara de guardia dorado, él se sacó la suya primero- Eres lo único que me queda en este mundo.