Llenando el agujero

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Okey -Y con estas palabras Luz la humana a paso seguro se adentró en lo que parecía un portal al mundo humano, que ella y sus compañeros construyeron.

-A simple vista, Luz se podía dar cuenta de que ese no era el reino humano, era casi como si estuviera en las entrañas del titan. Era viscoso y con muchos cubos tornasolados flotando entre las que parecían ser quebradas. No era agradable, tenía muchos colores sombríos ¿Y si Eda la jalaba de una vez? El agua en el suelo parecía no mojar su ropa, si es que era agua.

¿Qué? ¿Hice algo mal? -Comenzó a llamar a sus amigos, no estaban allí. De pronto un cubo salió de las profundidades del suelo, este comenzó a brillar en un dorado deslumbrante, se acercó con precaución y lo tomo entre sus manos, pudo sentir como un hormigueo la recorría y de pronto ya no estaba allí.

-Ahora era un reflejo de la casa búho, repentinamente salió del trance y volvió a la zona viscosa. Por unos instantes se preguntó si podía ver al chico que ataco la noche pasada, se sonrojó al ver que otro cubo salía del suelo. Eso quería decir que podía buscar a su madre con tan solo pensarlo. Y así pudo llegar a su casa, claro, viéndose como un reflejo, topándose con una no tan agradable sorpresa... 

Castillo del emperador – Arena de combate

-Con mucha destreza, un joven brujo derribó a los tres abominables de práctica en pocos minutos. Se sentía triunfante y con el puesto asegurado, jadeaba con dificultad, pero había dejado sorprendido a más de uno de los aspirantes y eso lo valía. Sin embargo, el guardia dorado, el encargado de recibir nuevos reclutas, bostezo por lo bajo aburrido del espectáculo. Tomó su bastón de magia artificial y se acercó al aspirante que le sonreía muy confiado.

Siguiente -Dijo con aburrimiento, la arena se quedó en completo silencio, de hecho algunos aspirantes se tomaron la libertad de suspirar con asombro.

¿Perdona? -Exclamó el aspirante muy molesto.

-El guardia dorado que ya se iba levantó una ceja, disgustado, no se veía por la máscara, pero todos ya lo suponían. Acababan de desafiar sus órdenes, todos sabían que significaba aquello.

Esa fue la mejor actuación de la tarde, ninguno de ellos pudo o podrá lograr una fluidez en batalla como la mía ¿Acaso viste mis técnicas?

-Soltó una risa bastante franca, justo cuando creía que el sujeto no podía empeorar su situación acabó firmando su sentencia.

Solo eres un niño, no sabes nada de combate... 

-La multitud que estaba pendiente de la conversación sudaban frío, apenas y alcanzaron a ver como entraban tres guardias del emperador por la compuerta principal.

Quedas vetado de por vida de las pruebas para el aquelarre del emperador -No había terminado- Además tendrás que responder ante la ley por desafiar a una autoridad de rango tres. Llévenselo.

-El guardia dorado ya había proclamado su sentencia, y eso que en aquella ocasión se limito a exclamar algo más, era bien conocido por su impulsividad ante los que eran irrespetuosos.

Entonces ¿Alguien más se presentará a las pruebas hoy? -Dijo con ironía en voz alta dando la cara al público en las graderías, alzó sus brazos hacia arriba como si él fuese el siguiente contrincante.

-Nadie contestó, todos se retiraron de la arena. Incluso los que todavía no se presentaban aquel día. Nadie quería pelear con el guardia dorado.

-En el lugar solo se quedó el, exhausto de esa vida. No podía comentar de tales insolencias a su tío porque lo vería débil, y él había prometido que no le volvería a fallar.

Un salto de realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora