Me encontraba sentada en la punta de mi cama pensando en la escuela, hoy empezaba de nuevo el año escolar, no voy a negar que tenía un poco de miedo al pensar como me iría este año; seguía en mi mundo cuando de repente escuché un grito que provenía de abajo.
—¡El desayuno! —gritó mi madre esperando que bajáramos al instante.
—¡Voy! —mi padre y yo respondimos al unísono.
Bajamos y nos sentamos en el comedor, mi madre nos había hecho pancakes con fresas y miel, también nos hizo café con leche, pero ella sabía que no me gustaba, así que me hizo una limonada.
—Buen provecho —dijo mi mamá antes de empezar a comer.
—Gracias —le dije mientras presenciaba mi comida favorita ante mis ojos.
Mi padre solo asintió sin decir nada. Mire el reloj para ver la hora, no quería llegar tarde.
—Mierda —musité sin que ninguno de los dos me lograra escuchar, eran las 6:00, la escuela empezaría en veinte minutos. Comí los pancakes lo más rápido que pude y me despedí de mis padres, ya iba tardé.
—Adiós mamá, papá —dije desde la puerta de la casa.
—Adiós hija —respondió mi padre mientras me miraba y movía de un lado al otro su mano derecha.
—Espera —escuché mientras mi mamá se acercaba con una chaqueta—. Para el frío.
—Gracias, ahora sí, adiós.
Tomé mi bicicleta y me subí, iba lo más rápido que podía para no llegar tarde, no quería que me pusieran falta mi primer día.
Ya iba llegando, pero justo en el camino un carro me salpicó de agua, para mi suerte no fue tanto y se secó rápido.
Llegué a la primera clase justo a tiempo, pensé que no lo lograría. Al llegar al salón solo quedaba un puesto disponible y era al lado de Melanie Evans la persona más arrogante y presumida del mundo entero, a regañadientes me senté a lado de ella, lo primero que hizo fue mirarme con cara de desprecio a lo cual no le tome importancia.
Eché un vistazo a todo el salón, había cuatro estudiantes nuevos y, yo quería tener amigos, además uno de ellos era guapo, el profesor Bradley todavía no había llegado así que solo me recosté en la mesa del puesto y lo esperé.
Una vez llegó, tomo asiento y obligó a todos a callarse —gracias a Dios, ya no los soportaba—, empezó a llamar lista y me enteré los chicos nuevos se llamaban Andrew Lee, Max Jones y dos chicas, Sophie Watts y Tara Johnson. Me volví a recostar en la mesa esperando mi llamado.
—Katelyn Cooper —dijo el profesor Bradley.
—Presente —respondí rápido para que no me pusiera falta. Él era muy estricto con eso, nunca llama dos veces.
Terminó de llamar lista y empezó la clase más aburrida del mundo, lenguaje; el profesor nos puso un trabajo en parejas para la casa, a mí me puso con Andrew, el chico guapo del cual les había hablado hace un momento.
Terminó la clase y Andrew me habló.
—Hola, tú eres Katelyn ¿verdad? —musitó con un poco de timidez.
—Sí —respondí —. Y tú, ¿eres Andrew?
El chico solo asintió y con más confianza me preguntó:
—¿En cuál casa hacemos el trabajo, en la tuya o en la mía?
—En la tuya —le respondí sin pensarlo dos veces.
—Nos vemos entonces a las cuatro en mi casa —respondió dándome su número para que por ahí me dijera la dirección.
—Vale, gracias —dije terminando la conversación ya que ya había llegado la profe de mate.
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Eres mi estrella
Romance¿Una desconocida puede cambiar tu vida con un mensaje? ꙳꙳꙳ Katelyn se prepara para cursar su último grado del bachillerato. Después de una vida solitaria y apartada del mundo consigue un mejor amigo. De la nada empieza a recibir mensajes de una d...