"E"
Mi cuerpo está rígido, tirado por el suelo. No me acuerdo de que paso después del golpe que se propinó mi cabeza en el suelo.
Intento levantarme pero, es en vano. Mi cuerpo se siente tan pesado y entumecido que, parece que está pegado al suelo. Siento una punzada grande en mi sien y con la poca fuerza que tengo en estos momentos movilizó mi brazo hacia arriba para intentar tocar mi cabeza y ver de dónde salen las punzadas de dolor. Tardo un poco en alcanzarla pero lo logró y comienzo a palpar hasta dar con el punto de dolor, presiono la palma de mi mano y es ahí cuando noto algo húmedo, es sangre, mi sangre.
No duele, ya no duele. Aparto mi mano de la parte de atrás de mi oreja de dónde proceden las punzadas de dolor. Aún me siento mareada por lo que me quedo aún tumbada en el suelo mirando mi techo monocromático, segundos después siento algo húmedo de mis mejillas y colándose por mis orejas por estar tumbada boca arriba. Tomó fuerzas de nuevo para elevar mi mano hasta mi mejilla y las lágrimas corren cada vez más rápido, no sabía que estaba llorando. Los primeros espasmos vienen y mis sollozos se hacen sonoros, la segunda ola de espasmos hace que arquee mi espalda permitiendo a la moqueta de mi habitación rozar la herida de mi cabeza, me duele la cabeza y siento que no puedo con el dolor que emite la herida, me quiero rendir, de verdad que me quiero rendir. Lo he pensado muchas veces, mis vitaminas, si me metiese más de mi dosis habitual evitará esto, encontraría a mamá y no sufriría los abusos de papa, pero no quiero, no puedo hacerlo. Se lo prometí a mamá, siempre aguantar hasta el final y nunca rendirme.
El dolor sigue presente, pero pongo toda la fuerza que me queda para levantarme. Consigo sentarme y me mareo en el proceso, casi me caigo de vuelta al suelo pero logro mantenerme sentada y estable gracias a mis brazos apoyados en el suelo, que logran hacer presión con mi espalda lo cual me mantiene en mi sitio. Sigo mareada, por lo que me mantengo unos segundos más en la misma posición.
Después de lo que aproximadamente creo son 5 minutos, me levanto, o eso intento. Me apoyo con mi mesita de noche y logro mantenerme de pie, mis piernas están flexionadas me llega un repentino dolor en mi entrepierna que me hace gruñir de dolor, pequeñas lágrimas descienden de mis ojos y se instalan en mis mejillas. Tengo la camisa rajada y por lo que veo en el espejo al otro lado de mi habitación, tengo el abdomen, cuello y pecho lleno de pequeñas succiones rojas tornándose moradas.
Los gritos se atoran en mi garganta y comienzo a sentir que me ahogo, no vale la pena gritar nadie me escucha o cree. Siempre que lo intento vuelvo al mismo punto de partida como si todo lo que me hace pasar la persona que dice ser mi padre no sea motivo de preocupación. Y lo intenté, me acuerdo bastante bien de las palabras del oficial, "Sin pruebas no hay procedimiento", ¿que pruebas podría tener? Todas las personas que me rodean están compradas por mi padre, por ende no dirán nada que le perjudique, es más algunos han llegado a hacer lo que mi padre. Otros sólo se limitan a observar, disfrutar y callar.
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INEFABLES
Teen Fiction"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" Publicada el 21/11/21